Mientras tanto, Encarna, una enfermera del hospital, comienza a cuidar de Antonio.
Sin embargo, un día el gallo Pepe se cuela en la casa y sube a una habitación.
Persiguiéndolo, Carmen entra y allí encuentra a su padre, al que su malvada madrastra Encarna tiene totalmente sometido aprovechando su paraplejia.
Padre e hija se reconocen y forjan un fuerte vínculo; los dos se reúnen en secreto cuando Encarna está ausente o engañando a Antonio con Genaro, su chófer, y Antonio aprovecha los encuentros para enseñarle a su hija Carmen todos los secretos de la tauromaquia.
Afortunadamente, un grupo de seis artistas enanos, conocidos como los Enanitos Toreros, la encuentran y deciden cuidarla mientras se recupera.
Carmen conocida artísticamente como Blancanieves se hace cada vez más famosa, hasta el punto de ser contratada por un empresario que le hace firmar un contrato de por vida aprovechando que la chica no sabe leer.
Esa revelación desencadena una serie de recuerdos en Carmen a medida que avanza por la plaza.
Sin embargo, Encarna, que ha asistido a la corrida con un velo para no ser reconocida, le entrega a su hijastra Carmen una manzana inyectada con veneno que provoca la muerte de Carmen cuando se la come.
Al final se percibe que, probablemente, no esté del todo muerta cuando, después de que el enano enamorado la besa, se le escapa una lágrima de sus ojos cerrados.
Lluís Bonet Mojica de La Vanguardia aseguró que: “Podía ser un disparate, más penoso que hilarante, pero aparte de su fascinante poder visual, la película combina maravillosamente el humor negro, la sátira social y un tono cercano al gran cine expresionista alemán.