[2] Cuando Ángela María se recuperó de su enfermedad, por razones desconocidas no regresó al monasterio de las carmelitas, sino que ingresó al monasterio de las trinitarias calzadas de Medina del Campo.
Durante su noviciado se empeñó por cumplir los requisitos exigidos por la orden religiosa: progresar en la humildad, en el espíritu de oración, en la obediencia y en la mortificación.
El monasterio donde residían las trinitarias era tan majestuoso que mereció ser llamado «El Escorial de la Mancha».
[4] Desde el mes de julio de 1689, Ángela María quedó postrada en el lecho, poco a poco su cuerpo se fue debilitando, de tal manera que iba perdiendo las fuerzas físicas.
[2] Ángela María de la Concepción se caracterizó por escribir obras de carácter religioso y místico, entre las que destacan, además de las Constituciones, su Autobiografía [5] y el Riego espiritual para las nuevas plantas, además de numerosas cartas y algunos tratados espirituales, entre estos, el Tratado de las virtudes y el Tratado de la oración mental, el cual dejó sin terminar.