Álvaro Cienfuegos

Exiliado durante la guerra de sucesión, ofició también como consejero y embajador del Sacro Imperio Romano Germánico.

En 1702 el almirante fue nombrado embajador en Francia, y Cienfuegos le acompañó junto con los también jesuitas Carlo Casnedi y Juan Ignacio Aguirre, pero cambiando de planes se dirigieron a Portugal, donde el almirante declaró públicamente su adhesión a los Austrias.

Murió el almirante en 1705, y Cienfuegos quedó en Lisboa como representante del archiduque (después emperador) Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico.

Por recomendación del emperador, en el consistorio de 1720 el papa Clemente XI le creó cardenal del título de San Bartolomeo all'Isola, no sin vencer algunas reticencias por parte de España, donde nunca se le perdonó su tendencia austracista durante la guerra.

También se halló presente en el cónclave de 1730 en que salió elegido papa Clemente XII y fue camarlengo del Colegio Cardenalicio ese mismo año.