Batalla de Bitonto

Dejando Nápoles bien guarnecida, y las plazas de Gaeta y Capua sometidas a asedio, Montemar marchó sobre Bari, enviando a la Armada para evitar la retirada por mar de los austriacos.

Los austriacos, al mando del general Belmonte, ocupaban una posición fuerte, apoyada a la derecha en el monasterio de San Francisco de Paula y a la izquierda en otro convento.

Desechada tal opción, se dirigió al campo de batalla, donde aguardaban bien atrincherados los austriacos.

Tras observar la formación enemiga, ordenó pasar a la izquierda a la mayor parte de su caballería, considerando que en ese flanco era el terreno más apto para superar las defensas del enemigo.

Les siguió por la izquierda la columna de Guardias Valonas al mando del conde de Maceda, y ante su potente descarga los austriacos comenzaron a ceder.

Aprovechando el desconcierto enemigo, Montemar despachó a los Carabineros Reales contra los escuadrones de coraceros y húsares, dispersándoles.

Ante este doble ataque, los imperiales sufrieron pánico, y parte de las tropas abandonaron la línea, corriendo a refugiarse en ambos conventos en que apoyaban su despliegue, y en la localidad de Bitonto, situada detrás del despliegue imperial, a donde llegó el general austriaco Rodosqui con numerosas tropas.

Obelisco conmemorativo de la batalla, proyectado por Giovanni Antonio Medrano .