El término Iberia para definir lo que hoy es la península ibérica nos ha llegado a través de los textos griegos,[1][2] así como el término Hispania lo es latino, aunque los romanos también utilizaron al principio el topónimo de Iberia, e incluso le añadieron una «h»: Hiberia.
El conocimiento de la península ibérica como entidad geográfica fue un proceso lento, con retrocesos y relatos legendarios.
[3] En tiempos del historiador griego Polibio, que estuvo en Numancia en el siglo II a. C., Iberia era solo la parte costera mediterránea de la península.
Apiano, a mediados del siglo II, escribió que la península era «llamada ahora Hispania en lugar de Iberia por algunos».
El mundo griego de la Antigüedad conoce con ese nombre los límites del Ecúmene, del griego oikumene (oιkoυμενη) o «mundo conocido»: al oeste, Iberia la península; al este la Iberia caucásica, pues el mismo Estrabón también llamaba iberos a otro pueblo en la actual Georgia.
Si hay alguna relación entre estos dos pueblos iberos o si es solo una coincidencia de nombres es una cuestión abierta.
El topónimo Iliberris o Ileberris, que se da tanto en la Narbonense como en Granada, es reconocible en la lengua vasca, y se refiere a ciudad y río, pero aún no ha sido probado que el ibero fuera un idioma ancestral del vasco.
Los griegos conocían muy bien puntos muy concretos como el estrecho de Gibraltar, que ellos llamaban Stelai (se sobreentendía Heracleous).
Polibio fue un historiador griego del siglo II a. C. que vivió un tiempo en la península.