Leísmo

Respecto al uso prescriptivo, la RAE tradicionalmente ha aceptado determinadas variantes de leísmo.En una primera instancia se reconoció simplemente la legitimidad de la distinción entre pronombres y luego prescribiéndola explícitamente.Es el caso de verbos como pegar o enseñar, que se complementan tanto con una referencia personal, en forma de dativo, como una inanimada o abstracta, en forma de acusativo; sin embargo, la segunda es tácita muchas veces, por lo que la forma estándar "el policía le pegó [a la obrera] [un cachiporrazo]" se sustituye muchas veces en algunos dialectos por "el policía la pegó".También se deja al arbitrio del hablante y a consideraciones contextuales la elección del dativo o el acusativo para los verba sentiendi —aquellos que expresan una afección sensitiva, perceptiva o intelectual.La forma más pronunciada se manifiesta en Valladolid, el este de León, Palencia y el noroeste burgalés, donde le sustituye a lo y les a los para todos los antecedentes animados de género masculino.Menos estudiada es la distribución del leísmo para el pronombre femenino, que la mayoría de los autores juzgan limitada al habla popular, aunque no se dispone de investigación sociolingüísticas en profundidad.Pero el fenómeno de alteración de todo el sistema de pronombres es una innovación del español respecto al latín que no halla correlación en otras lenguas romances o variantes del español; refleja la tendencia a eliminar la diferencia funcional entre los antiguos casos acusativo y dativo —que en español sobreviven solo en la declinación pronominal— por medio del género.En efecto, la distinción entre casos gramaticales ha desaparecido en gran medida de la lengua castellana, que emplea preposiciones para suplirla.[cita requerida] Un factor que influye en la inclusión del dativo o acusativo es el tipo de verbo.La alternancia con estos verbos ocurre especialmente en Argentina, Chile, Uruguay y Perú.
Presencia de leísmo, laísmo y loísmo en los dialectos tradicionales de España.