Oposición al franquismo, antifranquismo y en aquella época simplemente oposición , es la denominación que se dio al conjunto de movimientos políticos y sociales que se opusieron al régimen o dictadura de Franco desde el final de la Guerra Civil Española (1939) hasta las primeras elecciones democráticas (1977), año y medio después de su muerte (1975).
Antes del fin de la Guerra Civil Española , se puede observar que hubo signos de oposición en la zona franquista, controlada por el naciente régimen franquista: en diciembre de 1936 el intento de Manuel Fal Conde , líder de Comunión Tradicionalista , de crear una Real Academia Militar de Requetés que no estuviera bajo el control del Ejército se tradujo en su inmediata salida del país en medio de acusaciones de traición. El 16 de abril de 1937 se produjeron violentos incidentes en Salamanca entre miembros de distintas facciones dentro de la Falange Española y de las JONS (la facción del triunvirato entre Agustín Aznar , José Moreno y Sancho Dávila contra la facción de Manuel Hedilla ), a raíz de los cuales hubo dos víctimas mortales y el 25 de abril del mismo año Manuel Hedilla, líder hasta ese momento de la FE y de las JONS , fue acusado de haber conspirado contra Franco y fue condenado a dos penas de muerte. Estas primeras fricciones en el seno de las filas rebeldes serían frenadas por el Decreto de Unificación de 1937 , que dio lugar a la creación de la FET y de las JONS , concebida como rama política del llamado Movimiento Nacional .
En el interior de España las dos primeras organizaciones del bando derrotado en reorganizarse fueron la CNT y el PCE , aun cuando las condiciones en las que lo hicieron fueron duras: «un ambiente marcado por el hambre y la enfermedad, con miles de personas en prisión o en espera de ser ejecutadas, mientras otras hacían desaparecer las huellas de su pasado republicano para evitar ser detenidas y donde la mayoría de la población dependía para su subsistencia del straperlo , aumentando así su vulnerabilidad ante las presiones del Estado». Por tanto, en ambos casos la actividad clandestina se centró en ayudar a sus militantes encarcelados y a sus familias, proporcionándoles dinero y buscando vías para liberarlos o reducir sus condenas, y dando cobijo a los perseguidos por la policía. [1]
Sin embargo, la primera organización unitaria de la oposición al franquismo, la Alianza Democrática Española (ADE), fue impulsada por un grupo de republicanos exiliados y su junta directiva, constituida en el verano de 1940, tenía su sede en Londres. Sin embargo, «la ADE era poco más que un frente para las actividades de los servicios secretos de información británicos y sus colaboradores españoles en el interior». [2] Tuvo una vida corta porque la policía franquista logró infiltrarse en la organización y detuvo a unas 200 personas en Valencia, Madrid y otras ciudades —diez fueron condenadas a muerte de las que tres fueron fusiladas en Paterna en noviembre—. [3] Tras la invasión de Francia , la red de agentes de la ADE, que operaba desde el Midi , fue desmantelada, y el gobierno británico dejó de apoyarla por lo que desapareció a finales de 1940. [4]
En cuanto a los anarquistas, el primer comité de interior lo formó Esteban Pallarols , que había conseguido escapar del campo de Albatera, y que se encargó de crear una red clandestina para trasladar a Francia a los prisioneros que conseguía sacar de los campos de concentración mediante documentos falsos. [5] Pallarols fue detenido por la policía y condenado a muerte, siendo fusilado el 18 de julio de 1943. [6] Fue sustituido por Manuel López López, pero dimitió al poco tiempo debido a una tuberculosis que había contraído durante su estancia en el campo de Albatera, y fue sustituido por Celedonio Pérez Bernardo. [7] También fue detenido, juzgado en septiembre de 1942 y condenado a treinta años de prisión. Fue sustituido por Manuel Amil Barcia, pero éste, acechado por la policía, tuvo que abandonar Madrid para refugiarse en Andalucía, por lo que las funciones del comité nacional fueron asumidas por la organización madrileña encabezada por Eusebio Azañedo, quien contactó con la CNT de Valencia, que se había reorganizado, y con la CNT de Cataluña, cuya situación era más bien confusa debido a la existencia de dos comités regionales. A raíz de la denuncia de un confidente, Acebedo fue detenido en Madrid en el verano de 1943, por lo que Amil regresó a la capital para hacerse cargo de nuevo de la secretaría general del comité nacional. [8]
En cuanto a los comunistas, la primera organización del partido que se formó en la clandestinidad fue en Madrid, donde nada más acabar la guerra se formó un comité provincial, encabezado por Matilde Landa e integrado por varios militantes, algunos de ellos jóvenes miembros de las JSU . Algunos de sus miembros fueron detenidos por la policía, que había conseguido los archivos de la organización de la juventud comunista, siendo acusados sin prueba alguna de haber estado preparando un atentado contra el general Franco para el Desfile de la Victoria que se celebraría el 19 de mayo, por lo que un tribunal militar los condenó a muerte y fueron fusilados. [9] Otros fueron acusados de estar implicados en el atentado contra el mayor Isaac Gabaldón, cuando éste se desplazaba en su coche cerca de Talavera de la Reina . El 4 de agosto se celebró en Madrid un primer consejo de guerra sumarísimo en el que fueron condenados a muerte 65 de los 67 acusados, siendo fusilados al día siguiente; 63, entre ellos trece mujeres jóvenes, algunas de ellas menores de edad, que serían conocidas como " Las trece rosas ". [10] Matilde Landa también fue detenida, así como Enrique Sánchez y José Cazorla, dirigentes de las JSU, que habían formado la primera «delegación del comité central» —término utilizado para referirse a la dirección comunista clandestina del interior de España—, Sánchez y Cazorla fueron detenidos mientras que Landa vio conmutada la pena por 30 años de prisión, pero a mediados de 1942 no soportó más la presión psicológica a la que era sometida por los guardias penitenciarios y la dirección de la cárcel de Palma de Mallorca y se suicidó. [11] El siguiente intento del PCE de dotarse de una dirección clandestina fue obra de Heriberto Quiñones, fugado del campo de Albatera. [12] Quiñones formó en mayo de 1941 el Comité de Interior, en el que también estaban Luis Sendín y Julio Vázquez —este último fue detenido por la policía el 16 de julio, siendo sustituido por Realino Fernández López Realinos , del Partido Comunista de Euskadi— . [13] Por la misma época, a mediados de mayo, llegaron a Lisboa varios cuadros comunistas enviados por la dirección del PCE en México para hacerse cargo de la organización del interior. [14] Pero cuatro meses después la policía portuguesa detuvo al «grupo de Lisboa» y la policía española arrestó al comité de Quiñones junto con doscientos militantes comunistas más. El propio Quiñones fue detenido el 30 de diciembre de 1941 en la madrileña calle Alcalá junto con Ángel Garvín, que había sustituido a Realinos —detenido anteriormente— en la dirección del interior. Todos los dirigentes del interior capturados fueron condenados a muerte y fusilados, así como los miembros del «grupo de Lisboa», que habían sido extraditados a España, salvo uno de ellos que moriría en prisión en 1947. [15]La reacción de la dirección del PCE en el exilio ante este incidente fue acusar a Quiñones de traidor por haber denunciado a sus compañeros del «grupo de Lisboa» ante la policía. [16] A esta gravísima acusación se añadió la de « trotskista » —la peor etiqueta que podía recibir un comunista en los tiempos de la ortodoxia estalinista— . [17]
Tras la derrota de Quiñones, Jesús Bayón, antiguo colaborador suyo, asumió la dirección comunista en el interior, en la que también figuraban otros antiguos «quiñonistas» que habían logrado eludir la detención, como Calixto Pérez Doñoro. En junio de 1942, Bayón fue sustituido por Jesús Carreras, enviado por la dirección del PCE en Francia, cuya influencia se hacía sentir cada vez más en la organización del interior a través de la labor de Jesús Monzón y su adjunto Gabriel León Trilla que habían reconstruido el PCE en el Midi francés , entonces bajo el régimen colaboracionista de Vichy , y cuyo órgano de prensa, publicado clandestinamente a partir de agosto de 1941, llevaba el título de La Reconquista de España. [18] Sin embargo, en febrero de 1943, Carreras, delatado por un confidente policial, fue detenido en Madrid y torturado, y tras él el resto de la dirección nacional en Madrid, incluidos Bayón y Pérez Doñoro, y un número importante de militantes comunistas activos, así como la cúpula de las JSU. [19] Por segunda vez en menos de dos años el PCE vio desmantelada su organización interna. [20]
Los socialistas tardaron mucho más en reorganizarse que los anarquistas y comunistas. El primer núcleo en reconstituirse fue el del País Vasco fruto del trabajo clandestino de Nicolás Redondo Blanco y Ramón Rubial . En Asturias , donde la represión fue más fuerte debido a la mayor presencia de la Guardia Civil y el Ejército combatiendo al maquis , el primer comité provincial no se formó hasta 1944. En Madrid se formó un tercer núcleo socialista bajo el impulso de Sócrates Gómez. [21]
Diego Martínez Barrio consiguió agrupar a buena parte de los republicanos de izquierda en el exilio —Unión Republicana , Izquierda Republicana y Partido Republicano Federal— con la creación en México de la Acción Republicana Española , cuyo primer manifiesto se hizo público el 14 de abril de 1941, décimo aniversario de la proclamación de la Segunda República Española , en el que finalizaba llamando a las democracias occidentales a ayudar a derrocar a Franco porque «sin una España libre no será posible una Europa libre». El punto fundamental en el que la propuesta de la ARE divergía de la del socialista Indalecio Prieto, que había desplazado al sector « negrinista » de la dirección del PSOE y de la UGT, era que abogaba por la reconstrucción de un gobierno republicano que se presentara a los aliados como una alternativa a Franco, mientras que este último abogaba por la celebración de un referéndum sobre la forma de gobierno para atraer el apoyo de los monárquicos. [22]
Los anarquistas también llevaron a cabo su propio proceso de unificación iniciado antes del fin de la guerra con la creación en Francia el 26 de febrero de 1939 del Movimiento Libertario , integrado por la CNT , la FAI y la FIJL . [23] Pero en la primavera de 1942 el Movimiento Libertario en el exilio vivió una grave crisis con el estallido de tensiones latentes desde el fin de la guerra entre los «colaboracionistas» liderados por Juan García Oliver y Aurelio Fernández , y los «apolíticos» que apoyaban al consejo nacional con sede en París presidido por Germinal Esgleas y Federica Montseny . En una reunión celebrada en México los primeros presentaron un documento para su discusión titulado «Ponencia» pero fueron derrotados, por lo que decidieron formar su propia organización, una nueva CNT , que tenía como órgano de prensa el periódico CNT, mientras que el portavoz de los «anticolaboracionistas» era Solidaridad Obrera . [24]
Los comunistas desde la firma del pacto germano-soviético en agosto de 1939 permanecieron aislados del resto de fuerzas de oposición republicanas al defender una política basada en la consideración de la Segunda Guerra Mundial como una “guerra imperialista” en la que el pueblo español no debía intervenir. Sólo tras la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941 comenzaron a romper su aislamiento al defender ahora que la guerra mundial era una guerra de agresión de los nazis para “liquidar, uno a uno, a todos los países libres”, entre los que los comunistas incluían a la Unión Soviética, “para lograr su ansia de hegemonía en el mundo”, como se explicaba en un artículo publicado en Nuestra Bandera con el significativo título de “Hagamos de toda España un gran frente contra Franco y contra Hitler”. En consecuencia, el 1 de agosto de 1941 el PCE propuso la formación de una "Unión Nacional de todos los españoles contra Franco, los invasores italo-alemanes y los traidores" que uniera a todos los españoles sin distinción, de modo que el llamamiento se dirigía también a los militares monárquicos y a todos los elementos conservadores que quisieran distanciarse de la política franquista. [25]
El primer fruto de esta nueva doctrina fue la Unión Democrática Española (UDE), formada en México en febrero de 1942 e integrada por el PCE y los sectores « negrinistas » del PSOE y la UGT, Izquierda Republicana (IR), Unión Republicana (UR), el Partido Republicano Federal (PRF) y la Unió de Rabassaires —por otro lado, los comunistas catalanes del PSUC formaron en mayo su propia UDE bajo el nombre de Aliança Nacional de Catalunya (ANC)—. [26] Pero en septiembre de 1942 el PCE dio un nuevo giro en su política al hacer público un manifiesto en el que no se mencionaba ni al gobierno de Juan Negrín ni a la Constitución de 1931 y en su lugar proponía la celebración de «elecciones democráticas» para constituir una « asamblea constituyente que redactara la carta constitucional que garantizara la libertad, la independencia y la prosperidad de España». Según Hartmut Heine, este nuevo giro fue una respuesta a la política de Stalin de considerar la Península Ibérica "como una parte indiscutible de la esfera de influencia de Occidente o, mejor dicho, de Inglaterra". [27] Juan Negrín respondió separándose de los comunistas, al igual que lo hicieron los refugiados republicanos en Gran Bretaña. Así, en febrero de 1943, la UDE fue disuelta. Sin embargo, los socialistas y los republicanos " negrinistas ", a diferencia del propio Negrín, no cortaron completamente sus vínculos con el PCE. [28]
Por iniciativa de Diego Martínez Barrio , el 20 de noviembre de 1943 se presentó en México la Junta Española de Liberación , integrada por los socialistas «prietistas» y los republicanos del ARE, que constituía «la primera alianza relativamente amplia de las fuerzas republicanas en el exilio» desde el fin de la guerra civil. [29] [30] Sin embargo, la JEL no aglutinó a todas las fuerzas antifranquistas en el exilio, pues el PCE y los socialistas y republicanos « negrinistas » habían quedado fuera de ella. [31]
Por su parte, el PCE impulsó la Unión Nacional Española , que pretendía agrupar a todas las fuerzas antifranquistas, tanto republicanas como monárquicas. [32] La liberación de Francia en el verano de 1944 llevó a la UNE a considerar que había llegado el momento de lanzarse a la invasión de España una vez que los alemanes habían abandonado los puestos fronterizos y habían sido sustituidos por miembros de la Gendarmería Nacional . [33] La operación ideada por Jesús Monzón y sus asesores políticos y militares consistía en un ataque frontal a las defensas fronterizas de los Pirineos para establecer varias cabezas de puente de la «España liberada», lo que debía provocar una insurrección popular en todo el país. [34] Se denominó en clave Operación Reconquista de España y debía involucrar a unos 9.000 españoles miembros del maquis francés , integrados desde mayo de 1944 en la Agrupación Guerrillera Española (AGE). [35]
La operación se inició entre el 3 y el 7 de octubre con la invasión del valle del Roncal , [36] seguida una semana después por la incursión en el sector entre Hendaya y Saint Jean-Pied-de-Port , en el País Vasco , pero en ambos casos los guerrilleros encontraron una fuerte resistencia y acabaron retirándose pocos días después. [37] El 17 de octubre se inició el ataque principal en el valle de Arán por parte de una fuerza de 3.000 a 4.000 guerrilleros al mando de Vicente López Tovar , pero también tuvieron que replegarse, [38] y sólo un pequeño número consiguió salvar el asedio e integrarse en los grupos maquis que operaban en el interior de España. [39]
El buró político del PCE responsabilizó del desastre a Jesús Monzón [40] y ordenó el fin de la UNE, aunque ésta no fue disuelta oficialmente hasta el 25 de junio de 1945. [41] Monzón, temiendo por su vida, desobedeció la orden perentoria de regresar a Francia y vagó por el interior de España hasta que fue detenido y condenado a treinta años de prisión. Su más cercano colaborador, Gabriel León Trilla , fue asesinado en Madrid el 6 de septiembre de 1945 por agentes comunistas cumpliendo órdenes de la dirección del PCE. La misma suerte corrieron otros dos cuadros « monzonistas »: Alberto Pérez Ayala fue asesinado en Madrid el 15 de octubre de 1945; Pere Canals nada más cruzar la frontera francesa. [42]
Ese mismo mes de octubre de 1944 se hizo público el acuerdo alcanzado entre libertarios, anarquistas y republicanos del interior por el que se creaba la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD) cuyo objetivo era la formación de un gobierno provisional que restableciera las libertades democráticas y convocara elecciones generales, [43] para lo cual estaba dispuesta a pactar con las fuerzas monárquicas sin poner como condición la restauración de la República . [44] Así, durante los últimos meses de 1944, los tres miembros del comité nacional de la ANFD mantuvieron contactos con los generales monárquicos Aranda , Kindelán , Saliquet y Alfonso de Orleáns y Borbón , todos ellos convencidos de que el régimen de Franco no sobreviviría a la derrota de las potencias del Eje . [45] Sin embargo, las discusiones pronto llegaron a un callejón sin salida ya que los generales querían que las fuerzas representadas en la ANFD aceptaran la restauración de la monarquía sin formar un gobierno provisional y sin un referéndum sobre la forma de gobierno. El fracaso final de estos intentos se debió sobre todo a la oleada de detenciones llevadas a cabo por la policía franquista a finales de 1944 y principios de 1945, que supuso el encarcelamiento de los dirigentes de la ANFD, del comité nacional del Movimiento Libertario y de la ejecutiva del PSOE, así como de destacados políticos monárquicos que habían mantenido contactos con ellos. [46]
Al mes siguiente de la fundación de la ANFD, Martínez Barrio anunció en México la convocatoria de una reunión de las Cortes Republicanas, la primera desde el fin de la guerra civil, para el 10 de enero de 1945, con el objetivo de crear un Consejo Nacional de la República Española. [47] Asistieron setenta y dos de los 205 que vivían en el exilio (104 residían en España, y 88 habían muerto en la guerra, 60 ejecutados por el bando sublevado y 28 por el bando republicano). [48] Los socialistas «prietistas» argumentaron que no había quórum suficiente para validar la reunión —se negaron a contabilizar a los 49 diputados que no habían podido asistir pero que se habían adherido por escrito— por lo que no se pudo aprobar la creación del Consejo Nacional de la República Española y la siguiente reunión prevista se pospuso sine die . [49]
Así, cuando se celebró la Conferencia de Yalta , entre el 4 y el 11 de febrero de 1945, no existía nada parecido a un gobierno republicano provisional. [48] Allí, los tres grandes ( Unión Soviética , Estados Unidos y Gran Bretaña) acordaron «que todos los países liberados y los que actuaban en la órbita del nazismo debían elegir libremente a sus gobiernos mediante elecciones libres», lo que suponía una amenaza directa para el régimen franquista . Tras conocer el acuerdo, la Junta de Liberación Española hizo público el 14 de febrero un manifiesto en el que solicitaba a los aliados que «eliminaran el obstáculo de la dictadura de Franco», para que España pudiera ingresar en las Naciones Unidas. De hecho, el 10 de marzo de 1945, el presidente Roosevelt comunicó a su embajador en Madrid Norman Armour que «nuestra victoria sobre Alemania supondrá el exterminio del nazismo y de las ideologías afines» y por tanto «no hay lugar en las Naciones Unidas para un gobierno fundado en los principios del fascismo». [50] Armour informó inmediatamente al Ministro de Asuntos Exteriores español del contenido de la carta de Roosevelt. [51]
De esta forma el régimen franquista fue excluido de la conferencia de San Francisco que desembocaría en la creación de la ONU, y a la que fueron invitados los republicanos en el exilio como observadores políticos. [52] El 19 de junio, la Conferencia aprobó una resolución propuesta por el delegado mexicano, y con el apoyo de los delegados francés y estadounidense, que condenaba a todos los regímenes que habían surgido con el apoyo de la Alemania nazi y la Italia fascista , una referencia directa a la dictadura franquista . [53]
Tras superar la crisis de mayo de 1941, los militares monárquicos comenzaron a presionar a Franco para que cediera el paso a la monarquía. En julio de ese mismo año formaron una junta integrada por cinco generales presidida por el general Luis Orgaz , Alto Comisionado español en Marruecos , aunque el cerebro de la misma fue el general Aranda . [54] [55] Sin embargo, entre los conspiradores, a los que se habían unido destacados políticos monárquicos como Pedro Sainz Rodríguez , existían numerosas discrepancias tanto sobre la composición del hipotético gobierno provisional que se formaría tras el abandono del poder por parte de Franco —con predominio de militares, como defendía el general Aranda, o de civiles como propugnaba Sainz Rodríguez— como sobre sus objetivos —Aranda se contentaba con disolver la Falange y Sainz Rodríguez defendía la restauración inmediata de la monarquía—. [56]
En la reunión celebrada el 22 de noviembre, varios de los conspiradores abandonaron la idea de formar un gobierno provisional o junta para apoyar en su lugar la constitución de un consejo de regencia que garantizara la restauración de la monarquía. Como esto suponía derrocar a Franco, varios generales se retiraron y, por otro lado, el gobierno británico, con cuyo apoyo habían contado hasta entonces, tampoco quiso comprometerse. Así, la conspiración perdió fuerza. [57]
En diciembre de 1941, tras el fracaso alemán en la toma de Moscú y la entrada de Estados Unidos en la guerra por el ataque japonés a Pearl Harbor —que fue felicitado por el gobierno español a través de un telegrama a Tokio—, los generales realistas volvieron a presionar al generalísimo Franco en la reunión del Consejo de Ejército celebrada el día 15. Y el 26 de enero de 1942, el general Kindelán pronunció un discurso en la Capitanía General de Barcelona en el que pidió al Caudillo la restauración de la monarquía como único medio para lograr la necesaria «conciliación y solidaridad entre el pueblo español». Franco, que estaba furioso, no reaccionó de inmediato y prefirió esperar. [58] En junio de 1942 comenzó a moverse y obligó a Sainz Rodríguez y Eugenio Vegas Latapié , los dos cabecillas civiles de la conspiración, a abandonar el país. [57]
El 11 de noviembre de 1942, sólo dos días después del inicio de los desembarcos aliados en Marruecos y Argelia , Juan de Borbón , legítimo heredero de la Corona española tras la abdicación y muerte de su padre el rey Alfonso XIII , manifestó por primera vez públicamente su aspiración a ocupar el trono y comenzó a distanciarse del régimen franquista, al que hasta entonces había apoyado. Realizó unas declaraciones al periódico suizo Journal de Genève, que se conocerían como el Manifiesto de Ginebra . [59] «Las afinidades ideológicas con Acción Española quedaron atrás y se presentó como un hombre que anhelaba ser el rey de todos los españoles y no sólo de un bando, y que consideraba su principal misión lograr la reconciliación de la nación, eliminando las causas que la mantenían dividida». [60]
El mismo día en que apareció el «manifiesto de Ginebra», el general Kindelán se entrevistó con Franco en Madrid para pedirle en su nombre y en el del resto de generales monárquicos (Gómez Jordana, Dávila , Aranda , Orgaz , Vigón y Varela ) que proclamara la monarquía y se declarase regente. «Franco apretó los dientes y respondió en tono conciliador y socarrón. Negó cualquier compromiso formal con el Eje , manifestó que no deseaba permanecer más tiempo del necesario en una posición que cada día le resultaba más desagradable y confesó que quería que don Juan fuese su sucesor». Dos meses después, destituyó al general Kindelán de su puesto al frente de la Capitanía General de Cataluña, nombrándolo director de la Escuela Superior del Ejército, que no tenía mando directo sobre tropas. Fue sustituido por el general falangista Moscardó . [61]
La primavera de 1943 vio el primer síntoma de la campaña semiclandestina que se desarrolló en favor de Don Juan. Aparecieron en Madrid octavillas, imitando tarjetas postales, en las que aparecía una foto y la biografía del pretendiente, junto a un fragmento de uno de sus discursos. Por las mismas fechas se formó un comité monárquico, integrado por Alfonso García Valdecasas , Germiniano Carrascal, Joan Ventosa i Calvell, Manuel González Hontoria y José María Oriol , en representación del sector de la Comunión Tradicionalista encabezado por el conde de Rodezno . [62]
El 15 de junio de 1943, 27 procuradores de las Cortes franquistas dirigieron una carta a Franco en la que, en tono adulador —«casi servil»—, [63] le animaban a «coronar su misión» restaurando la Monarquía. La respuesta del Caudillo fue apartarlos a todos de sus cargos oficiales y ordenar la detención del promotor de la carta, el marqués de Eliseda. [64] Otro de los promotores —considerado también como autor material de la carta— Francisco Moreno Zulueta , conde de los Andes, fue desterrado a la isla de La Palma . [65]
La caída de Mussolini el 25 de julio de 1943 y el armisticio entre Italia y las fuerzas armadas aliadas el 3 de septiembre dieron un nuevo impulso a la causa realista. [66] El 2 de agosto, Don Juan envió un telegrama al general Franco instándole a abandonar el poder y a dar paso a la Monarquía «porque no hay tiempo que perder», los acontecimientos en Italia «pueden servir de advertencia». [67] El general Franco respondió inmediatamente con otro telegrama que terminaba con una amenaza velada: [67]
La gravedad de vuestro telegrama aconseja, en el servicio de la Patria, máxima discreción en el príncipe, evitando todo acto o manifestación que pueda tender a menoscabar el prestigio y autoridad del Régimen español ante el exterior, y la unidad de los españoles en el interior, lo que resultaría en grave perjuicio a la Monarquía y especialmente a Vuestra Alteza.
El momento más crítico para el general Franco se produjo el 8 de septiembre de 1943, cuando recibió una carta firmada por ocho de los doce tenientes generales —Luis Orgaz , Fidel Dávila , José Enrique Varela , José Solchaga , Alfredo Kindelán , Andrés Saliquet , Miguel Ponte , José Monasterio— en la que le pedían en tono atento —la carta estaba firmada por «algunos antiguos compañeros de armas y subordinados respetuosos»— [66] que considerase la restauración de la monarquía —sería la única vez en 39 años que la mayoría de los generales pedían a Franco la dimisión—. [68] Fue entregada por el general Asensio [69] aunque la idea inicial había sido que la petición la presentase en persona el general Luis Orgaz el mes anterior durante una visita al pazo de Meirás . [70] Pero Franco no hizo la más mínima concesión y se limitó a esperar y a colocar en puestos clave a militares leales a él. [68] [71] [72] Cuando habló con los tenientes generales uno por uno, sólo Kindelán, Orgaz y Ponte se mantuvieron firmes en su posición, [73] mientras los demás vacilaban, y el general Saliquet llegó a decirle que había sido presionado para firmar. "A mediados de octubre de 1943 la tormenta había pasado". [74]
En marzo de 1944, un nutrido grupo de catedráticos y conferenciantes universitarios escribió al «rey» Juan de Borbón: «En la Monarquía y en la persona de Vuestra Majestad está nuestra esperanza de un Régimen estable». [75] La respuesta de Franco fue ordenar el exilio de cuatro de los firmantes, catedráticos de la Universidad de Madrid: Julio Palacios, Alfonso García Valdecasas , Jesús Pabón y Juan José López Ibor . [76]
Finalmente, tras casi un año sin haber hecho declaración alguna, [77] el 19 de marzo de 1945 Don Juan hizo público el Manifiesto de Lausana en el que rompía con el franquismo. En él afirmaba que el régimen franquista «es fundamentalmente incompatible con las actuales circunstancias que se están creando en el mundo», es decir, con la victoria aliada, por lo que pedía a Franco que dejase paso a la «Monarquía tradicional» ya que sólo ella «puede ser un instrumento de paz y concordia para reconciliar al pueblo español». [78]
El manifiesto fue silenciado por la prensa y la radio españolas, aunque fue difundido por la BBC . El 25 de marzo, Don Juan pidió a sus partidarios que dimitieran de sus cargos, pero sólo dos de ellos lo hicieron: el duque de Alba, que dimitió de la embajada en Londres y que comentó que Franco «sólo quiere mantenerse a perpetuidad; es encaprichado y arrogante. Lo sabe todo y confía temerariamente en el juego internacional»; y el general Alfonso de Orleáns y Borbón , duque de Sevilla, que dimitió de su puesto de inspector de las fuerzas aéreas. [79] [80] La reacción del general Franco no se hizo esperar. Desterró al general de Orleáns a la finca que poseía en Cádiz y envió a dos emisarios, los católicos Alberto Martín Artajo y Joaquín Ruiz Giménez , para comunicar a Don Juan el apoyo total del Ejército, la Iglesia, el partido único FET y de las JONS y la mayoría de los monárquicos al régimen franquista. El 20 de marzo convocó al Consejo Superior del Ejército que sesionó durante tres días y allí rechazó la petición de Kindelán para la restauración de la monarquía —"Mientras viva nunca seré reina madre", le dijo—. [79]
Las declaraciones de condena al régimen franquista por parte de los aliados —en la Conferencia de Potsdam los tres grandes (Stalin, Truman y Churchill —sustituido por Attlee—) acordaron no apoyar «ninguna solicitud de ingreso en la ONU del actual Gobierno español, que, habiendo sido establecido con el apoyo de las potencias del Eje , no posee, por razón de sus orígenes, su naturaleza, su historial y su estrecha asociación con los países agresores, las cualidades necesarias para justificar tal ingreso»— despertaron enormes expectativas entre la oposición republicana en el exilio y en el interior, [30] [81] lo que se tradujo entre otras cosas en un aumento de la actividad del « maquis ». [82]
Para hacer frente a la actividad guerrillera, el régimen estableció controles sobre los movimientos de la población y en abril de 1947 se promulgó la Ley de Bandolerismo y Terrorismo, cuyo preámbulo señalaba que pretendía emplear «medidas especiales de represión» para combatir «la especie criminal más grave de cualquier situación de posguerra, consecuencia de la relajación de los vínculos morales y de la exaltación de los impulsos de crueldad y de la agresividad de las personas criminales e inadaptadas». El articulado establecía los supuestos en que se aplicaría la pena de muerte a los «malhechores» —o «bandidos»—, lo que no sólo incluía el haber matado a alguien, sino también haber empuñado «un arma de guerra» o haber detenido a «viajeros en zonas despobladas». [83]
Tanto las guerrillas como las unidades del Ejército y de la Guardia Civil que las combatieron recurrieron a las represalias, «alcanzando con frecuencia a una población civil aterrorizada». «Un guerrillero capturado tenía pocas posibilidades de seguir con vida» pero tampoco «un alcalde de pueblo, o un franquista notorio encarcelado en una incursión guerrillera». [84] Por otra parte, el régimen franquista utilizó la actividad guerrillera como «prueba» de que la guerra civil continuaba. [85] Así, en un informe de octubre de 1946 Luis Carrero Blanco , la mano derecha del Generalísimo , recomendó a Franco el uso de «todas las palancas que el Gobierno y el Movimiento tienen en sus manos sobre la base de que es moral y lícito imponer el terror cuando se basa en la justicia y corta de raíz un mal mayor (...) La acción directa del castigo, sin llegar a graves derramamientos de sangre, es aconsejable contra agitadores ingenuos que, sin ser agentes del comunismo, le hacen el juego». [86]
Mientras la actividad del maquis iba en aumento, en agosto de 1945 se celebró en México una sesión especial de las Cortes Republicanas en la que Diego Martínez Barrio fue elegido presidente de la Segunda República Española en el exilio y se nombró un gobierno presidido por José Giral , del que en principio estaban excluidos los negrinistas y los comunistas . [87] Sin embargo, el gobierno republicano no fue reconocido por ninguna de las potencias vencedoras ni por la ONU —sólo por los países del Este de Europa bajo la órbita soviética y por México, Venezuela , Panamá y Guatemala— , [88] por lo que José Giral acabaría presentando su dimisión en febrero de 1947 —dos meses después de que la declaración de condena al franquismo de la ONU en diciembre de 1946 no hiciera mención alguna al gobierno republicano en el exilio—. [89] Otro motivo de su dimisión fue que Giral se oponía a las conversaciones que el socialista Indalecio Prieto mantenía con José María Gil Robles en nombre de los monárquicos. [88]
Por este último motivo la oposición republicana se dividió entre los partidarios de aliarse con los monárquicos y aceptar un referéndum sobre la forma de Estado, y los que seguían defendiendo la legitimidad republicana. Otro motivo de enfrentamiento fue la estrategia a seguir: si continuar con la lucha guerrillera como fase previa a la insurrección popular (como practicaban la CNT, el PSOE y el PCE), o, por el contrario, dar prioridad a la lucha diplomática para forzar la acción internacional de las grandes potencias y de la ONU (como defendían los nacionalistas vascos y catalanes y los partidos republicanos). [87]
Los monárquicos también intensificaron su ofensiva tras el Manifiesto de Lausana hecho público por Don Juan de Borbón el 19 de marzo de 1945. [90] Sin embargo, la ruptura con el régimen franquista no fue total, ya que en agosto Eugenio Vegas Latapié , en representación de Don Juan, viajó de incógnito a Madrid donde se entrevistó con Luis Carrero Blanco , mano derecha del Caudillo, aunque no se llegó a ningún acuerdo. [91] El problema para Don Juan era que no tenía una oposición monárquica organizada y unida dentro de España y que el Ejército apoyaba firmemente a Franco al igual que los monárquicos «colaboracionistas». No obstante, la presión monárquica aumentó cuando en febrero de 1946 Don Juan trasladó su residencia oficial de Lausana a Estoril (cerca de Lisboa) y recibió una carta de bienvenida firmada por 458 miembros de la élite española, entre ellos dos exministros, lo que causó profunda preocupación a Franco y dijo: «es una declaración de guerra». Tras ello, acabó rompiendo relaciones con Don Juan. [92] [93] Por otra parte, el pequeño sector del carlismo encabezado por el conde de Rodezno reconoció a Don Juan como su soberano. [94]
En marzo de 1947 se publicó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (la quinta «ley fundamental» del franquismo), cuyo artículo segundo otorgaba la «Jefatura del Estado» vitalicia al «Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos» y el artículo 6 confería a Franco el derecho a designar un sucesor «como Rey o Regente» «en cualquier momento» y con plena capacidad para revocar su decisión, [95] de modo que la Monarquía no sería restaurada sino instalada en la persona de la realeza que el general Franco decidiera, convirtiendo así a su sucesor «en un títere del dictador y sus herederos políticos». [94]
El contenido de la Ley de Sucesión fue conocido por don Juan de Borbón antes de que el proyecto se hiciera público a través de la entrevista que mantuvo con el enviado de Franco, Luis Carrero Blanco . [94] Como en ella no se hacía mención alguna a ningún derecho dinástico de sucesión, la respuesta de don Juan no se hizo esperar en forma de una nueva declaración —el Manifiesto de Estoril del 7 de abril de 1947— en la que rechazaba la Ley y defendía los derechos hereditarios de sucesión al trono, que recaían en su persona. Este mensaje no se hizo público en España, donde la prensa lanzó una campaña contra «el pretendiente». [96] El Manifiesto de Estoril denunciaba que la ley pretendía «convertir una «dictadura personal» en una «vitalicia» y disfrazar «con el manto glorioso de la Monarquía un régimen de pura arbitrariedad gubernamental», y afirmaba el «principio supremo de legitimidad» que recaía sobre Don Juan y «los derechos imprescriptibles de soberanía que la providencia de Dios ha querido que lleguen a confluir» en él. Don Juan se declaraba entonces «dispuesto a facilitar todo lo que permitiese asegurar la transmisión normal e incondicional de los poderes». [97]
Para buscar la legitimidad "democrática" del régimen, la ley fue aprobada primero por el Parlamento el 7 de junio, y luego sometida a referéndum el 6 de julio de 1947, produciéndose una altísima participación y el voto afirmativo del 93% de los electores como resultado de la propaganda oficial —la única permitida— y otras medidas de presión —por ejemplo, la presentación y sellado del sello de racionamiento como forma de identificación electoral—. [96] [98]
El estallido de la «guerra fría» acabó favoreciendo al general Franco, pues España tenía un nuevo valor estratégico para el bloque del «mundo libre» ante un posible ataque soviético a Europa Occidental. En noviembre de 1947 Estados Unidos se opuso con éxito en la ONU a una nueva condena al régimen franquista y a la imposición de nuevas sanciones. Cuatro meses después, Francia reabrió la frontera con España, y entre mayo y junio de 1948 se firmaron acuerdos comerciales y financieros con Francia y Gran Bretaña. A principios de 1949, el régimen de Franco recibió el primer crédito concedido por un banco americano con el beneplácito de su gobierno por valor de 25 millones de dólares. [99] Poco antes, el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense había visitado España. [100]
El proceso de «rehabilitación» de la dictadura franquista se completó formalmente en 1950, tras estallar en junio de ese año la Guerra de Corea , el primer gran enfrentamiento de la «guerra fría». [101] El 4 de noviembre, la Asamblea General de la ONU revocó por amplia mayoría —con el apoyo estadounidense y la abstención francesa y británica— la resolución de condena al régimen franquista de diciembre de 1946. [102] Así, en los meses siguientes los embajadores occidentales regresaron a Madrid y se aprobó el ingreso de España en los organismos internacionales especializados de la ONU. [103]
La rehabilitación internacional del régimen franquista y la aprobación en referéndum de la Ley de Sucesión debilitaron hasta tal punto la opción monárquica que don Juan de Borbón cambió su estrategia respecto a Franco y el 25 de agosto de 1948 se entrevistó con el Generalísimo en su Azor fondeado en el golfo de Vizcaya, asistiendo don Juan a la reunión a bordo del navío Saltillo. Como resultado, se acordó que el hijo de don Juan, Juan Carlos de Borbón , sería educado en España bajo la tutela del general Franco. El 7 de noviembre, el príncipe, de 10 años, llegó a España. [104] La entrevista había sido promovida por monárquicos colaboracionistas, como el duque de Sotomayor y Julio Danvila, y el general estuvo acompañado por el infante Jaime de Borbón , hermano mayor de don Juan, «quizá como recordatorio de que había cambios en la lucha por la restauración de la Monarquía». [97]
El acuerdo alcanzado entre Franco y Don Juan, que reconocía implícitamente la legitimidad del régimen franquista, dejó sin efecto el pacto formalizado en San Juan de Luz tres días después entre José María Gil Robles, en representación de los monárquicos juanistas no colaboracionistas de la Confederación de Fuerzas Monárquicas, e Indalecio Prieto , en representación de parte de la oposición republicana, en el que habían acordado luchar conjuntamente para derrocar la dictadura de Franco , después de que se formara un gobierno provisional que convocaría un plebiscito para decidir el «régimen político definitivo», republicano o monárquico. Las discusiones habían comenzado bajo los auspicios del gobierno laborista británico, en concreto de Ernest Bevin , secretario de Asuntos Exteriores , que había reunido a Gil Robles y Prieto en Londres el 17 de octubre de 1946 para impulsar la transición a la democracia en España. [105] Poco después del fiasco del acuerdo de San Juan de Luz, Indalecio Prieto dimitió como presidente del PSOE . Afirmó: «Mi fracaso es completo», y fue sustituido por Rodolfo Llopis . [106] En julio de 1951, Don Juan escribió una carta a Franco en la que rechazaba la colaboración de los monárquicos con los socialistas y en la que decía: «Lleguemos a un acuerdo para preparar un régimen estable». Franco ignoró la propuesta. [107]
Por su parte, la oposición republicana, ante el reconocimiento internacional del régimen franquista, se quedó sin argumentos y la actividad guerrillera decayó. Los comunistas abandonaron la guerrilla por completo en 1952, mientras que los anarquistas seguirían realizando acciones esporádicas hasta 1963. [108]
Desde finales de 1948, Franco sabía que ningún peligro esencial pondría en entredicho su «mando», una vez «domesticada» la oposición monárquica (con el príncipe Juan Carlos ya en España), derrotada la guerrilla, desalojada y decapitada en casa la oposición republicana en el exilio y roto el aislamiento internacional de su régimen. Un síntoma de que el régimen franquista ya se sentía tranquilizado fue que el 7 de abril de 1948 se puso fin al estado de guerra que había existido desde el inicio de la guerra civil, aunque los tribunales militares seguirían entendiendo de los delitos políticos al amparo de la Ley de Bandolerismo y Terrorismo aprobada el año anterior. [109]
Durante la década de 1950 la oposición antifranquista interna y en el exilio vivió su «travesía del desierto». [108] Los intentos de reconstrucción de los partidos y organizaciones obreras en la clandestinidad fueron interrumpidos por la policía, como le ocurrió a la CNT en 1953 cuando su Comité Nacional en el interior, encabezado por Manuel Vallejo, fue detenido; al PSOE cuando ese mismo año Tomás Centeno, presidente del comité ejecutivo del interior, fue detenido y murió durante los interrogatorios policiales; o al PSUC , cuando su líder Joan Comorera fue detenido en 1954 y condenado por un consejo de guerra a treinta años de prisión, muriendo en prisión en 1958. Ese año fue detenido y encarcelado el socialista Antonio Amat Guridi , sucesor de Tomás Centeno al frente del comité ejecutivo del interior del PSOE. [110]
Sin embargo, en 1951 se produjo una importante protesta obrera a raíz de las malas condiciones laborales y el aumento de los precios. El epicentro fue Barcelona y el detonante fue el importante aumento del precio de las tarifas del tranvía , que fue respondido el 1 de marzo con un boicot de la población que duró varios días y que acabaría consiguiendo la anulación de la medida. Al éxito del boicot (una forma de protesta segura que no implicaba riesgo personal) le siguió una huelga bastante extendida en la zona industrial de Barcelona contra el encarecimiento de la vida. Al principio la reacción de la policía fue débil (el gobernador civil sería sustituido como consecuencia de ello) y el capitán general de Cataluña, el realista Juan Bautista Sánchez se negó a sacar las tropas a la calle, aunque durante los días siguientes se aplicaron medidas de fuerza y los obreros volvieron a sus ocupaciones. [111] También se produjeron protestas y huelgas en otras ciudades, como Zaragoza, Bilbao, Pamplona y Madrid. [112]
Por su parte, Don Juan de Borbón continuó su acercamiento a Franco, reuniéndose en secreto con el general Franco en una finca extremeña propiedad del conde de Ruiseñada a finales de 1954. [107]
El 9 de febrero de 1956 se produjeron violentos incidentes en la Universidad de Madrid a raíz de un enfrentamiento entre estudiantes que se manifestaban a favor de elecciones libres al SEU y un grupo de falangistas que acababan de celebrar el acto anual del «Día del Estudiante Caído». En la reyerta resultó herido grave un estudiante falangista por un disparo en la nuca. El clima de crisis se extendió rápidamente —corrió el rumor de que los falangistas preparaban una Noche de los Cuchillos Largos— [113] y la policía procedió a detener a los responsables de convocar la asamblea de estudiantes que, para su sorpresa, resultaron ser algunos de ellos antiguos falangistas e hijos de personas del régimen. [114] [115]
La gravedad de la crisis —la primera gran crisis interna a la que se enfrentaba el Régimen desde 1942— quedó patente con dos medidas tomadas inmediatamente por el general Franco. El 11 de febrero decretó por primera vez desde su promulgación la suspensión de los artículos 14 y 18 del Fuero de los Españoles , y se clausuró la Universidad de Madrid. El 16 de febrero destituyó a los dos ministros «responsables» de los hechos: Joaquín Ruiz Giménez , ministro de Educación, y Fernández Cuesta, ministro secretario general del Movimiento del que dependía el SEU. [116]
Los acontecimientos de febrero de 1956 demostraron que, después de quince años, el régimen franquista estaba perdiendo el control de la juventud en las universidades más importantes, donde hasta entonces había tenido un apoyo limitado o, al menos, ninguna resistencia, y constituyeron el primer atisbo de un renacimiento de la oposición interna, que no provenía de la República, sino de una nueva generación que había crecido bajo el Régimen en los años cincuenta y que empezaba a organizarse como oposición a la dictadura franquista con independencia del bando en el que ellos mismos o sus padres hubieran militado durante la guerra civil. [117] Así pues, "los acontecimientos de 1956 marcaron un punto de inflexión en el desarrollo del antifranquismo". [118]
Los comunistas fueron los primeros en captar este nuevo hecho y antes que ningún otro partido lo consagraron como estrategia oficial. Así, en el pleno del Comité Central del PCE celebrado en Praga en agosto de 1956, que también apoyó la invasión soviética de Hungría , se aprobó la nueva política de Reconciliación Nacional, que buscaba el entendimiento con todas las fuerzas antifranquistas independientemente del bando en el que hubieran combatido en la Guerra Civil. [119] Sin embargo, la tarea no iba a ser fácil, y tanto la «Jornada de Reconciliación Nacional» del 5 de mayo de 1958, como la «Huelga Pacífica Nacional» del 18 de junio de 1959, convocadas por el PCE, resultaron un rotundo fracaso. [120]
A partir de 1958, las huelgas —que seguían siendo un delito— reaparecieron, sobre todo en Asturias y Cataluña, centradas en reivindicaciones salariales, ya que la inflación estaba provocando la caída de los salarios reales. En particular, la minería del carbón en Asturias fue escenario de huelgas recurrentes que proporcionaron un nuevo mecanismo de representación obrera que tendría singular éxito en el futuro: la comisión obrera elegida entre los huelguistas, además de los «enlaces sindicales» y los «portavoces jurados de empresa» de la organización sindical franquista, para presentar sus reivindicaciones directamente a la dirección de su empresa o a la patronal. La intensidad del movimiento huelguístico asturiano fue tal que llevó a Franco a decretar el 14 de marzo de 1958 la segunda suspensión del Fuero de los Españoles y el estado de excepción en la región durante cuatro meses. [121]
Los cambios sociales provocados por el crecimiento económico acelerado de la «década prodigiosa» reavivaron viejos conflictos y abrieron otros nuevos, que desbordaron progresivamente los cauces establecidos por el régimen franquista, incapaz de adaptarse a las nuevas realidades. En este contexto se produjo un resurgimiento de la oposición, que creció «tanto en número de militantes como en capacidad de movilización» aunque «nunca representó un desafío, o más bien una alternativa, apoyada por el conjunto de la ciudadanía, a la dictadura». [122]
El primer y más importante reto al que tuvieron que enfrentarse los gobiernos franquistas fue el retorno de la conflictividad obrera iniciada con la huelga minera de Asturias de 1962 , produciéndose a partir de entonces una progresiva politización debido a la continua represión policial contra sus acciones y a la negativa de las autoridades a legalizar los derechos de huelga, manifestación y libre asociación sindical, pues la Organización Sindical Franquista seguía siendo el único "sindicato" permitido, con afiliación obligatoria para todos los trabajadores. [123]
Este nuevo movimiento obrero se formó en torno a las «comisiones obreras» que surgieron espontáneamente para negociar directamente con la patronal los convenios colectivos al margen de la Organización Sindical oficial, y que luego llegaron a formar todo un movimiento político-sindical, que aprovecharía las elecciones sindicales oficiales de 1966 para que los «enlaces» y los «miembros jurados» se extendieran y consolidaran. El régimen franquista acabó por prohibirlo al año siguiente, al considerarlo «una filial del Partido Comunista de España». Los sindicatos históricos ( UGT , CNT , ELA-STV ) sólo se reorganizaron lentamente a lo largo de la década. [124]
Un segundo frente al que tuvo que hacer frente el régimen fueron las protestas estudiantiles en la universidad que se extendieron a lo largo de la década, y que fueron la prueba del fracaso cultural e ideológico del franquismo. «La respuesta del régimen a esta disidencia ideológica y cultural fue una creciente represión (sanciones, expulsiones, detenciones, torturas, cierres de facultades y universidades...) que alejó aún más a la población universitaria respecto del franquismo». [125] Las movilizaciones universitarias de 1965 —que lograron el apoyo de algunos profesores, como José Luis López Aranguren, Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo , que fueron expulsados de la Universidad de Madrid por este motivo— forzaron la disolución del SEU —que ya se había visto afectado desde los sucesos de 1956— y originaron nuevos grupos estudiantiles libres y abiertamente antifranquistas —el más extendido en Madrid y Barcelona fue el Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios—. Los acontecimientos estudiantiles de 1969 provocarían la proclamación del estado de excepción en toda España durante dos meses. [126] [127]
El ámbito que más malestar causó en el régimen y en el propio Franco fue la aparición de sectores católicos opuestos al franquismo, fenómeno que se debió tanto al relevo generacional en el clero y en los seguidores españoles como al nuevo rumbo pastoral y democratizador del Concilio Vaticano II . Los dos primeros conflictos, sin embargo, tuvieron lugar antes de su inicio en otoño de 1962. El primero tuvo lugar en el País Vasco en 1961, cuando 339 sacerdotes censuraron a sus obispos por colaborar con un régimen que reprimía las «características étnicas, lingüísticas y sociales» vascas. Al año siguiente el arzobispo de Milán —el futuro Pablo VI— envió un telegrama a Franco pidiendo clemencia para un estudiante anarquista catalán, Jordi Conill, acusado de poner bombas en edificios oficiales y para el que el fiscal pedía pena de muerte —finalmente sería condenado a treinta años de prisión—, lo que motivó las protestas de los estudiantes falangistas del SEU al grito de « Sofía Loren , SÍ; Montini, NO». [128]
En noviembre de 1963 el abad del Monasterio de Montserrat , Aureli Maria Escarré, denunció en una entrevista al diario francés Le Monde la falta de libertades en España —en referencia a la campaña XXV Años de Paz dijo: "No tenemos tras de nosotros 25 años de paz, sino sólo 25 años de victoria. Los vencedores, incluida la Iglesia, que se vio obligada a luchar junto a ellos, no han hecho nada para acabar con esta división entre vencedores y vencidos. Esto representa uno de los fracasos más lamentables de un régimen que se dice católico, pero en el que el Estado no obedece a los principios básicos del cristianismo"—, [129] lo que obligó a exiliarse fuera del país. A partir de entonces, muchos católicos progresistas —y también sacerdotes— participaron en las protestas obreras y estudiantiles, además de utilizar las iglesias como lugares de reunión, aprovechando la inmunidad de la que gozaban debido al Concordato de 1953. Como resultado de estas actividades de oposición, un centenar de sacerdotes y frailes fueron encarcelados en la cárcel del Concordato en Zamora entre 1968 y 1975. [130] En 1967, en una encuesta enviada por carta por la jerarquía eclesiástica a más de veinte mil sacerdotes, el 80% de ellos respondió que apoyaba una clara separación entre Iglesia y Estado de acuerdo con las nuevas directrices del Concilio Vaticano II. [131]
También se produjo un resurgimiento de las reivindicaciones culturales y políticas en Cataluña y el País Vasco. El acto de protesta que suele señalarse como el inicio del resurgimiento del nacionalismo catalán fueron los sucesos del Palau de la Música que tuvieron lugar en mayo de 1960 durante un concierto al que asistieron varios ministros y durante el cual gran parte del público cantó un himno patriótico catalán que estaba prohibido —como consecuencia de este suceso, el joven universitario Jordi Pujol , líder del grupo Cristians Catalans , fue detenido y condenado a siete años de prisión—. Al año siguiente se fundó la primera organización cultural catalanista, Omnium Cultural . A partir de ese momento, el apoyo al catalanismo político y cultural fue creciendo y en 1964 se produjo la primera convocatoria desde la guerra civil para celebrar la (ilegal) « diada nacional » del 11 de septiembre. [132]
En cuanto al nacionalismo vasco, su renacimiento fue también fruto de la actividad de las nuevas generaciones surgidas tras la guerra. Se trataba principalmente de jóvenes universitarios católicos, que rechazaban el supuesto conformismo y pasividad de sus mayores —concretamente del PNV y del gobierno vasco en el exilio—. Así, en julio de 1959 surgió un nuevo partido nacionalista llamado ETA ( Euskadi Ta Askatasuna , en español: Patria Vasca y Libertad), que en 1962 se definió como un «movimiento revolucionario de liberación nacional», bajo la influencia de los movimientos que estaban surgiendo en Asia y África para conseguir la independencia de sus pueblos de la dominación colonial (y de las guerrillas latinoamericanas en su lucha contra el «imperialismo norteamericano»). Fue así como ETA acabó optando por la «lucha armada» para poner fin a la «opresión del pueblo vasco» ejercida por la dictadura franquista.
Algunas fuentes indican que su primera víctima mortal fue una niña de veintidós meses que murió en junio de 1960 como consecuencia de la explosión de la bomba que había sido colocada en una estación de ferrocarril de Amara, en San Sebastián . [133] [134] [135] En su momento, los atentados fueron atribuidos al grupo antifascista DRIL , que reivindicó los mismos. Sin embargo, cuarenta años después, el exministro Ernest Lluch atribuyó el atentado a ETA , en lo que habría sido el primer magnicidio de la banda. [136] Esta hipótesis es criticada por infundada por Francisco Letamendia [137] y otros autores, [138] que sostienen que según las memorias de Soutomayor, él mismo habría reconocido y lamentado el atentado. [139] [140] [141]
En cualquier caso, al año siguiente ETA intentó sin éxito descarrilar un tren en el que viajaban antiguos combatientes franquistas de la Guerra Civil y en 1965 perpetró el primer robo para proveerse de fondos. En junio de 1968 un guardia civil detuvo un coche en el que viajaban dos etarras en un control de tráfico cerca de Villabona ( Guipuzkoa ). El suceso desembocó en el asesinato de José Pardines y, posteriormente, en la persecución de los autores y la muerte del etarra Txabi Etxebarrieta . [142] En agosto de 1968, ETA cometió en Irún el primer asesinato premeditado en la persona de un comisario de policía acusado de torturas. A partir de entonces, la actividad terrorista de ETA —otra víctima mortal en 1968, otra en 1969, un secuestrado en 1970— se convertiría en el primer problema político y de orden público del franquismo, que respondería al desafío con una represión general e indiscriminada en el País Vasco. [143] A finales de 1969 unos dos mil nacionalistas vascos estaban en prisión, acusados de tener alguna relación con ETA. [144]
En este contexto de crecientes conflictos obreros, estudiantiles, eclesiásticos y regionales, la «travesía del desierto» de la oposición antifranquista llegó a su fin. Los partidos y organizaciones obreras ( PSOE , UGT , CNT , PCE ) se reconstruyeron en el interior —pero no los partidos republicanos, que sólo existían nominalmente en el exilio—. Entre ellos, el más exitoso fue el Partido Comunista de España (PCE), que se convirtió en el grupo más activo, mejor organizado y más militante de toda la oposición antifranquista —y ello a pesar de sufrir varias escisiones que originaron diversos grupos de la extrema izquierda comunista—. [145]
Fueron precisamente estas organizaciones obreras de izquierdas las que fueron blanco de la represión franquista, y fue el caso del dirigente comunista Julián Grimau , ejecutado en abril de 1963 por presuntos delitos cometidos durante la guerra civil, el que levantó la mayor ola de protestas en toda Europa. [146] Como resultado, los "delitos políticos" pasaron de la jurisdicción militar a la civil con la creación del Tribunal de Orden Público (en español: TOP ). En los primeros cuatro años de su actividad, el TOP inició más de 4.500 procesamientos por delitos de "propaganda ilícita", "asociación ilícita", "reunión ilícita", "manifestación ilícita", "difamación del Jefe del Estado", etc. [147] Sin embargo, a raíz de la creciente actividad de ETA, el gobierno restableció la plena vigencia de la Ley de Bandolerismo y Terrorismo, de modo que los "delitos políticos" que implicaran cualquier actividad armada volvieron a la jurisdicción militar. [148]
Fuera del ámbito de la izquierda obrera surgieron también algunos grupos, encabezados por personalidades destacadas, como los democristianos de José María Gil Robles —exlíder de la CEDA— , de Manuel Giménez Fernández —también exmiembro de la CEDA— o del exministro Joaquín Ruiz Giménez —quien en 1964 fundó la revista Cuadernos para el Diálogo , que se convertiría en el principal órgano de expresión «tolerada» de la oposición antifranquista—, los socialdemócratas del exfalangista Dionisio Ridruejo , o los monárquicos de Joaquín Satrústegui (que se mantuvo fiel a don Juan de Borbón). [149]
El acto de mayor repercusión de estos grupos tuvo lugar en junio de 1962 con motivo de la celebración en Múnich del IV Congreso del Movimiento Europeo , al que fueron invitados políticos de la oposición tanto del interior como del exilio, y en el que pactaron un documento común en favor del «establecimiento de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el Gobierno se base en el consentimiento de los gobernados», evitando así la referencia a república o monarquía. La respuesta de Franco fue denunciar el «contubernium muniqués», lo que supuso el exilio o confinamiento temporal de varios de los participantes. Todo ello frustró la petición oficial, presentada en febrero de ese mismo año, de apertura de negociaciones para la «plena integración» de España en la Comunidad Económica Europea , [150] algo sobre lo que la CEE ya había declarado que «los Estados cuyos gobiernos carezcan de legitimidad democrática y cuyos pueblos no participen en las decisiones gubernamentales ni directamente ni a través de representantes libremente elegidos, no pueden pretender ser admitidos en el círculo de pueblos que forman las Comunidades Europeas». [151]
En 1969 se formó el "gobierno monocolor", encabezado por el almirante Carrero Blanco , quien declaró que la intransigencia "es un deber indeclinable cuando lo que está en juego son cuestiones fundamentales". [152] Así, ante el recrudecimiento de la agitación obrera y estudiantil, el gobierno sólo pudo responder con el uso de las fuerzas de orden público. Entre 1969 y 1973 ocho obreros fueron asesinados por la policía y en junio de 1972 fueron detenidos los dirigentes de las ilegales "comisiones obreras". [153] Por su parte, los estudiantes y profesores universitarios interinos (PNN) siguieron soportando el azote de las intervenciones policiales, las sanciones administrativas, las detenciones gubernamentales y las agresiones de los nuevos grupos de extrema derecha tolerados por las autoridades ( Guerrilleros de Cristo Rey , Fuerza Nueva ,...). [154] La represión aplicada en el País Vasco y Navarra fue más dura para hacer frente a la creciente actividad terrorista de ETA. En 1969, por ejemplo, fueron detenidas 1.953 personas, de las cuales 890 fueron maltratadas, 510 torturadas, 93 juzgadas por el Tribunal de Orden Público y 53 en consejos de guerra. [155]
A finales de 1970, el Gobierno decidió que un tribunal militar juzgara conjuntamente a 16 personas acusadas de ser miembros de ETA (entre ellas dos sacerdotes) como medida ejemplarizante. Pero el efecto conseguido fue exactamente el contrario al que se pretendía, ya que el anuncio del juicio sumario que finalmente se celebraría en diciembre en Burgos levantó una ola de solidaridad en el País Vasco y Navarra que supuso un revulsivo crucial para que el nacionalismo vasco recuperase su implantación social —el Gobierno como respuesta decretó el estado de excepción durante seis meses—. [155] [156] Además, durante el proceso ETA secuestró al cónsul alemán en San Sebastián, Eugen Beihl, liberándolo el 25 de diciembre. Al día siguiente el tribunal dictó sentencia, condenando a 9 de los acusados a la pena de muerte y al resto a larguísimas penas de prisión. [157]
El llamado « proceso de Burgos » desencadenó también una campaña internacional de solidaridad con el pueblo vasco y por el restablecimiento de las libertades democráticas en España. En respuesta, el Movimiento organizó una gran manifestación en apoyo a Franco en la Plaza de Oriente de Madrid. Asimismo, el «proceso de Burgos» supuso un nuevo hito en el distanciamiento entre la Iglesia católica y el franquismo, ya que desembocó en una pastoral conjunta de los obispos de San Sebastián y Bilbao criticando la pena de muerte y el hecho de que los acusados fueran juzgados por la jurisdicción militar, y un pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Española a favor del indulto y del debido proceso legal. Al final, a la vista del eco despertado y de las numerosas peticiones de clemencia por todos lados, el general Franco conmutó el 30 de diciembre las nueve condenas a muerte que habían sido dictadas por el tribunal militar. [158] [159]
Tras el « proceso de Burgos », las tensiones entre el régimen franquista y la Iglesia católica siguieron aumentando, especialmente después de que el cardenal Tarancón , que luego sería presidente de la Conferencia Episcopal Española , fuera nombrado arzobispo de Madrid en mayo de 1971, ya que Tarancón era partidario de acabar con el «nacionalcatolicismo» y la «colaboración» con el régimen. «Franco recibió la defección de la Iglesia y de su jerarquía con auténtico desconcierto y profunda amargura, considerándola en privado como una auténtica puñalada por la espalda. Carrero Blanco fue aún más lejos y se quejó en público, en diciembre de 1972, de la ingratitud eclesiástica hacia un régimen que, desde 1939, «ha gastado unos 300.000 millones de pesetas en la construcción de templos, seminarios, centros de beneficencia y enseñanza, sostenimiento del culto, etc.». [160] [161] La tensión alcanzó su punto álgido a principios de mayo de 1973 con motivo del funeral de un policía que había sido apuñalado el 1 de mayo por una nueva organización terrorista antifranquista llamada FRAP . Durante la ceremonia, grupos extremistas de derechas corearon amenazas de muerte contra los «curas rojos» y el cardenal Tarancón, al grito de «Tarancón al muro», un improperio que se repetiría durante los años siguientes. [162]
En la mañana del 20 de diciembre de 1973, ETA hizo detonar una bomba colocada bajo el asfalto de una céntrica calle de Madrid cuando pasaba el coche oficial del almirante Carrero Blanco, causándole la muerte . La rápida asunción del poder por parte del vicepresidente Torcuato Fernández Miranda , ante la atónita reacción de Franco ante la noticia, evitó que se tomaran medidas extremas por parte de los sectores «ultra» del régimen y no se movilizó al Ejército —al final del funeral hubo un intento de agresión contra el cardenal Tarancón que había oficiado la ceremonia—. [163] Se abrió así la crisis política más crítica de todo el franquismo, pues había sido asesinada la persona que había sido designada por Franco para asegurar la supervivencia de su régimen tras su muerte. [164] [165]
El talante «aperturista» del nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro , conocido como el «espíritu del 12 de febrero», duró poco. A finales de febrero de 1974, el arzobispo de Bilbao, monseñor Antonio Añoveros Ataún , fue conminado a abandonar España por haber firmado una carta pastoral en favor de la «libertad justa» del pueblo vasco. Y sólo unos días después, el 2 de marzo, el anarquista catalán Salvador Puig Antich , acusado de la muerte de un policía, fue ejecutado a garrote (junto con el polaco Heinz Chez), a pesar de las manifestaciones de protesta duramente reprimidas por la policía y de las peticiones de clemencia de todo el mundo. [127] [166]
El anacronismo y la soledad del franquismo quedaron patentes cuando el 25 de abril triunfó en Portugal un golpe militar que ponía fin a la dictadura salazarista , la más antigua de Europa. [167] Y la sensación de que asistíamos a la crisis agónica y definitiva del franquismo se acentuó en julio cuando el general Franco fue hospitalizado a causa de una tromboflebitis, lo que le obligó a ceder temporalmente sus poderes al príncipe Juan Carlos . Pero una vez mínimamente recuperado, los retomó a principios de septiembre. [168] [169]
Unos días después, el 13 de septiembre, un brutal atentado de ETA mató a 12 personas —y hirió a más de 80— debido a una bomba colocada en la cafetería Rolando de la calle del Correo de Madrid , junto a la Puerta del Sol, que era frecuentada por policías de la cercana Dirección General de Seguridad. [170]
A medida que se acercaba la muerte del general Franco, se produjo un progresivo fortalecimiento de la oposición antifranquista, que al mismo tiempo convergió hacia la unificación de sus diversas propuestas para acabar con la dictadura. [171] El modelo que se siguió fue el de la Assemblea de Catalunya , una plataforma unitaria creada en Barcelona en noviembre de 1971 que aglutinaba a todos los partidos y organizaciones de la oposición antifranquista catalana sin excluir a los comunistas (PSUC en Cataluña). Además, su lema «Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía» sería adoptado por toda la oposición. [172]
Así, el 30 de julio de 1974, Santiago Carrillo , secretario general del Partido Comunista de España , y el profesor Rafael Calvo Serer presentaron en París [173] la Junta Democrática —primer resultado del proceso de convergencia de la oposición de ámbito estatal— en la que se integraban, además del PCE, el Partido Socialista del Interior de Enrique Tierno Galván —que pronto comenzaría a llamarse Partido Socialista Popular— , el Partido Carlista —que había derivado hacia el « socialismo autogestionario » propugnado por Carlos Hugo de Borbón Parma— y dos destacados independientes, el abogado Antonio García Trevijano y el citado intelectual monárquico Rafael Calvo Serer —que al parecer fueron los promotores de la idea— [174] así como algunos grupos de extrema izquierda comunista, como el Partido del Trabajo de España , y la organización sindical Comisiones Obreras , cada vez más bajo la órbita del PCE. El programa de la Junta Democrática se basaba en la «ruptura democrática» con el franquismo a través de la movilización ciudadana. [175] En el interior de España la Junta Democrática se presentó clandestinamente en un hotel de Madrid en enero de 1975. Su propósito era la formación de un gobierno provisional que restableciera las libertades y convocara un referéndum sobre la forma de Estado , monarquía o república. [176]
Sin embargo, el PCE no consiguió integrar en su "cuerpo unitario" a las fuerzas de la oposición que no estaban dispuestas a aceptar la hegemonía comunista —con el PSOE a la cabeza— y que además discrepaban de los miembros de la Junta Democrática en una cuestión fundamental: que estaban dispuestos a aceptar la monarquía de Juan Carlos si ésta conducía al país hacia un sistema político plenamente representativo —frente al rechazo al "sucesor de Franco" por parte de la Junta Democrática—. Estos grupos acabaron constituyendo su propio órgano unitario en junio de 1975, denominado Plataforma de Convergencia Democrática , integrado por el PSOE —que acababa de renovar su programa y dirección en el Congreso celebrado en octubre de 1974 en Suresnes, del que había sido elegido nuevo secretario general un joven abogado laboralista sevillano, Felipe González , en sustitución del veterano Rodolfo Llopis— y la oposición democristiana liderada por José María Gil Robles y Joaquín Ruiz Giménez , además del PNV, el grupo de los socialdemócratas liderado por el exfalangista Dionisio Ridruejo , y varios grupos comunistas de extrema izquierda, como el Movimiento Comunista de España (MCE) y la Organización Revolucionaria de Obreros (ORT). [175]
El inicio de la crisis económica en 1974, que se agravó en 1975 con el consiguiente aumento de la inflación (17%) y del paro (700.000 parados, el 5% de la población activa), y que coincidió con dos escándalos financieros (Reace y SOFICO), [177] alimentó la oleada de huelgas y movilizaciones obreras más importante de la historia del franquismo, [178] que fueron acompañadas por las movilizaciones de los estudiantes universitarios —y la de los «nuevos movimientos sociales» como el vecinal y el feminista—.
Por otra parte, los servicios de inteligencia del Ejército detuvieron a 11 oficiales acusados de ser los líderes de la Unión Democrática Militar (UMD), una organización clandestina militar fundada en agosto de 1974 en Barcelona que, siguiendo el modelo portugués, intentó conseguir que los oficiales más jóvenes del Ejército apoyaran un cambio democrático en España —pero su alcance fue muy reducido y sólo logró el apoyo de unos 250 tenientes, capitanes y comandantes—. [179] [180]
La actividad terrorista se incrementó, tanto por parte de ETA —18 muertos en 1974 y 14 en 1975— como del FRAP —tres atentados en 1975 con resultado de muerte—, lo que a su vez intensificó la represión, llegando a aprobarse en agosto de 1975 un decreto-ley «para la prevención y persecución de los delitos de terrorismo y subversión contra la paz social y la seguridad personal» que revalidaba la jurisdicción militar como en el primer franquismo . Esta espiral represiva fue especialmente dura en el País Vasco. [181]
En aplicación de la legislación antiterrorista, entre el 29 de agosto y el 17 de septiembre de 1975, tres militantes de ETA y ocho del FRAP fueron sometidos a consejo de guerra y condenados a muerte, [182] lo que provocó una importante respuesta popular y rechazo en el exterior, así como peticiones de clemencia de los principales líderes políticos europeos —incluido el Papa Pablo VI— . A pesar de ello, Franco no conmutó las penas de muerte de dos de los tres militantes de ETA (Ángel Otaegui y Juan Paredes Manot) y tres de los ocho miembros del FRAP (José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y José Humberto-Francisco Baena), y los cinco fueron fusilados el 27 de septiembre de 1975. Este suceso, calificado de «brutal» por la mayor parte de la prensa europea, no hizo más que acentuar el rechazo internacional al franquismo y desembocó en numerosas manifestaciones antifranquistas en las principales ciudades europeas. Asimismo, los embajadores de los principales países europeos abandonaron Madrid, con lo que el régimen franquista volvió a vivir un aislamiento y una reprobación muy similares a los que había sufrido en la inmediata posguerra. [183] El Papa Pablo VI expresó «su vibrante condena a una represión tan dura que ha ignorado los llamamientos que de todas partes se han elevado contra esas ejecuciones». «Desgraciadamente no hemos sido escuchados», concluyó. [182] Por su parte, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal hizo público un documento en el que, tras condenar el terrorismo, afirmaba que «las medidas represivas no bastan» y que «la posición leal de oposición política o la crítica al gobierno... no pueden ser legítimamente consideradas como un acto criminal». [184]
En respuesta, el 1 de octubre de 1975 el Movimiento organizó una concentración en apoyo a Franco en la madrileña Plaza de Oriente . [185] Ese mismo día hizo su aparición un grupo comunista de origen desconocido que asesinó a cuatro policías en Madrid, por lo que acabaría llamándose GRAPO , Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre. La « Junta Democrática » y la « Plataforma » emitieron su primer comunicado conjunto en el que se comprometían a «realizar un esfuerzo unido para hacer posible la formación urgente de una amplia coalición democráticamente organizada, sin exclusiones, capaz de garantizar el ejercicio, sin restricciones, de las libertades políticas». [172]
Doce días después del gran mitin en la Plaza de Oriente, el general Franco cayó enfermo. El 30 de octubre, consciente de su gravedad —ya había sufrido dos infartos—, traspasó sus poderes al príncipe Juan Carlos. El 3 de noviembre fue sometido a una operación a vida o muerte en un quirófano improvisado en el palacio de El Pardo, y luego fue trasladado al hospital «La Paz» de Madrid, donde fue sometido a una nueva intervención quirúrgica. [186] [187] A primera hora de la mañana del 20 de noviembre de 1975, el presidente del gobierno Carlos Arias Navarro anunció por televisión la muerte del « Caudillo ». [188]
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