La historia gira en torno a dos parejas que se aman, pero, por azares del destino, no pueden estar juntos aún.
Carlos oye su voz y sale, pero en realidad cada uno habla con personas distintas a las que cree.
Vestido como Leonor se encuentra con Pedro, quien queda desconcertado ante la necedad, que él cree fingida, de su amada.
[9] Entonces, el criado cambia su actitud y le promete que esa misma noche será su mujer.
Al final todos los enredos se resuelven felizmente: Carlos queda con Leonor, Ana con Juan y Castaño con Celia.
[11] Las obras cortas del montaje escénico mantienen una estrecha relación estilística y temática con el drama en sí, por lo que resulta casi imposible separar una de otra.
[16] Estas letras se titulan «Divina Lysi, permite», «Bellísima María» y «Tierno pimpollo hermoso».
[21] Los empeños de una casa cierra con el Sarao de cuatro naciones, trescientos versos totalmente cantados en los que españoles, italianos, mexicanos y negros danzan y alaban a los festejados, con lo que se concluye el festejo.
Ello puede observarse en este sarao,[22] que para la italiana se critica veladamente el orden de castas en la Nueva España.
[25] Mucho se ha conjeturado sobre los desamores de Sor Juana, que supuestamente plasmó en obras como Los empeños, aunque no existe una base sólida para tales afirmaciones.
[27] En el teatro barroco era frecuente que un personaje adoptara modales, maneras e incluso ropajes del otro sexo.
[30] Estas dos parejas contrastan con la actitud egoísta y déspota de don Pedro, cuyo supuesto amor por Leonor mira más por su propio beneficio.
Sor Juana juega un poco con la rima y el cómputo silábico, pues en varios versos utiliza las formas alargadas de algunos vocablos.