Cuando Smithers va a colocar el murciélago en la veleta en lo más alto de la casa, Smithers resbala pero logra sujetar un cable, pero ese cable lo conduce a un generador de electricidad, por lo que se electrocuta y muere.
Los Simpson llegan a la mansión disfrazados; Homer es Pedro Picapiedra, Marge es Wilma Picapiedra, Bart es un vagabundo y Lisa y Maggie son siamesas, van quejándose de que Flanders les dio pasta dental en vez de dulces.
Pero al ver el fuego que se esparce y los cadáveres se asustan y salen corriendo, atravesando el portón con rejas que los corta en tiras, saliendo cada parte en direcciones diferentes del bosque.
Homer llega momentos después, y al ver a la gitana, dice que se trata de una impostora.
En el camino, Homer se enreda con las cortinas de la puerta y tira unas velas que lo incendian, comienza a dar vueltas para apagarse causando que el agua contra incendios se accione mojando y arruinando todos los artículos de la tienda.
Cuando Homer va a la taberna de Moe, Moe le sugiere conseguir un duende para acabar con la maldición; pero repentinamente un helicóptero se estrella en el trecho de la taberna aplastando a Lenny y Carl, Homer se horroriza cuando se vuelve para ver que Moe aparece en conserva, encerrado en el frasco de la salmuera.
Homer, finalmente lleva al duende en una jaula a la tienda de la adivina, para que acabe la maldición.
A la mañana siguiente, Marge no encuentra a Homer, le pregunta a la voz donde se ha ido, la casa miente diciendo que se fue muy temprano al trabajo, Marge sabe que le miente por lo flojo que es Homer; trata de huir pero la casa se lo impide, cuando parecen acorralados, Homer sale del suelo muy lesionado pues una parte del cráneo le faltaba exponiendo su cerebro.
Lord Montymort (Sr. Burns) se entera del poder mágico de Lisa, él y Slithers (Smithers); deciden atrapar a la niña.
Todo resulta bien, ya que la pantorrilla era la fuente del poder de Montymort, el cual muere al instante.
Cuando esto sucede, Brosnan se da cuenta de que el duende no tenía auto y fue engañado (esto porque empezó a conducir mal por culpa del duende, quien lo molestaba mientras conducía).