Posteriormente, ayudó a John Brown tras su toma del arsenal de Harpers Ferry, y tras la guerra luchó por conseguir el sufragio para las mujeres.
Siendo adolescente, sufrió una fuerte herida en la cabeza cuando uno de sus "propietarios" la alcanzó accidentalmente con un objeto pesado que había lanzado contra otro esclavo.
[14] A medida que crecía se le asignaron trabajos de campo cada vez más penosos y duros como arar o transportar troncos.
Allí encontró a un esclavo, "propiedad" de otra familia, que había abandonado sus tierras sin permiso.
[2] Su jefe dijo que no valía nada y se la devolvió a Brodess, quien intentó venderla sin éxito.
[17] Tubman recibió la herida en la cabeza en un momento de su vida en el que se estaba convirtiendo en una persona profundamente religiosa.
Como era analfabeta, su conocimiento de la Biblia lo había adquirido gracias a las historias que su madre le contaba desde niña.
[20] Años después, Tubman contrató a un abogado blanco al que pagó cinco dólares para investigar sobre el estatus legal de su madre.
Tubman había sido vendida al Dr. Anthony Thompson, quien poseía una extensa plantación llamada Poplar Neck en las cercanías del condado de Carolina, donde también trabajaban sus hermanos.
Como los esclavos estaban ya vendidos a otro propietario, Eliza Brodess probablemente no detectó la ausencia durante unos días.
[38] Un viaje de casi noventa millas (145 kilómetros) que, realizado a pie, podía durar entre cinco días y tres semanas.
Años después, al recordar la experiencia, dijo: «Cuando supe que había atravesado la frontera, miré mis manos para comprobar si seguía siendo la misma persona.
[52] John y Caroline crearon una familia juntos hasta que él fue asesinado, dieciséis años después, en una discusión con un hombre blanco llamado Robert Vincent.
[53] Debido a la legislación existente, el norte de Estados Unidos se había convertido en una zona cada vez más peligrosa para los esclavos huidos, por ello muchos comenzaron emigrar hacia Canadá.
Existen evidencias para afirmar que en su viaje el grupo se alojó en la casa del abolicionista Frederick Douglass.
[54] En su biografía Douglas escribe: “En una ocasión tuve once fugitivos al mismo tiempo bajo mi techo, los cuales permanecieron conmigo hasta que reuní el suficiente dinero como para enviarles a Canadá.
Además proporcionó instrucciones precisas para facilitar la huida de entre cincuenta y sesenta esclavos que escaparon hacia el norte.
A menudo se disfrazaba con un gorro y llevaba dos pollos vivos para dar la impresión de ser una vendedora ambulante.
[60] En otra ocasión coincidió con otro antiguo propietario en un tren, entonces cogió un periódico cercano y, aunque era analfabeta, empezó a simular que lo leía; el hombre la ignoró.
Aunque otros abolicionistas como Frederick Douglass y William Lloyd Garrison no compartían sus tácticas, Brown soñaba con que la lucha sirviera para crear un nuevo estado formado por esclavos libres.
Durante años, acogió a sus parientes y amigos, ofreciendo un lugar seguro para los americanos negros que buscaban una vida mejor en el norte.
Se convirtió en una figura habitual en los campamentos, en particular en Port Royal, Carolina del Sur, donde inicialmente desempeñó labores de enfermería y asistencia a fugitivos.
Tubman sirvió como enfermera en Port Royal, preparando remedios con plantas locales para evitar que los soldados sufrieran de disentería.
[95] Su grupo trabajó bajo las órdenes del Secretario de guerra Edwin M. Stanton, reconociendo el terreno y a sus habitantes.
Durante el altercado otros pasajeros blancos no dejaron de insultarla y gritar al conductor que la sacaran del tren.
Ellos insistieron en que conocían a un familiar de Tubman, y esta les alojó en su casa durante muchos días.
Por ello la historia resultaba creíble, lo que junto a una combinación de su negativa situación financiera y su naturaleza confiada la hicieron continuar con el plan.
Durante sus últimos años trabajó para promover la causa sufragista (reclamo del derecho a votar de las mujeres).
[129] El hogar no abrió sus puertas hasta cinco años después, y cuando lo hizo la iglesia pidió a cada residente cien dólares como condición para su entrada.
[131] Fue operada sin anestesia dado que prefirió morder una bala como había observado hacer a los soldados de la Guerra Civil durante las amputaciones.