Gérard de Nerval

La muerte de su madre, Marie Antoniette Marguerite Laurent, cuando aún era un niño, marcó no solo su vida sino también su obra.Gérard fue educado por su tío abuelo en la campiña de Valois hasta 1814, cuando fue enviado a París.En la bohemia parisina se convirtió en una persona extravagante, como partido en dos, escindido de sí mismo: la realidad y el otro lado.Todo esto se refleja en la continua tensión de contrarios que manifiesta su obra.Vivió en la miseria, pero escribió sus obras maestras: Les Filles du feu, Aurélia ou le rêve et la vie''.Una de las situaciones que provocó su internamiento fue el pasear a una langosta con una cinta azul.Dejó una obra no muy extensa pero aquilatada y misteriosa que, a pesar de su carácter atormentado, refleja fielmente las inquietudes del alma humana.Las hijas del fuego (1854) es una galería de retratos femeninos en los que invoca el amor.El autor nos narra aquí su particular viaje vital del brazo de la locura, que es al mismo tiempo la primera mirada moderna a esas profundidades.[3]​ Entre la bibliografía francesa destacan: Albert Béguin, Gérard de Nerval, Corti, 1945; Georges Poulet, Les métamorphoses du cercle, Plon, 1961; Raymond Jean, Nerval par lui-même, Le Seuil, 1964; Gérard Macé, Je suis l'autre, Le Promeneur, 2007, que es un ensayo de interpretación.