Ernest Chausson

Tuvo un preceptor particular, Brethous-Lafargue, un hombre de mundo amante de las disciplinas artísticas, que lo llevaba a conciertos y exposiciones y que lo introdujo, hacia 1871, en los salones parisinos.

En ellos conoció a personalidades como los pintores Henri Fantin-Latour, Odilon Redon, Paul Chenavard, al abad Lacaria y al músico Vincent d'Indy.

Tenía ya escritas algunas composiciones, como dos sonatinas para piano a cuatro manos, algunas variaciones, algunas canciones, aunque los manuscritos más antiguos que se conservan son de estudios de composición corregidos por Massenet.

Continuó sus estudios hasta 1883, primero en el Conservatorio y después, de forma privada, con César Franck, al que había sido presentado por d'Indy.

Dejó su última obra, un cuarteto de cuerda, inacabada.

La muerte de su padre en 1894 marca el principio del tercer periodo, caracterizado por la gran influencia que en él ejercen los poetas simbolistas y sus lectura de los rusos Dostoievski, Turguenev y Tolstoi.

Lo que le faltaba, lo adquirió, descubrió e inventó a lo largo del tiempo y de sus obras.

Con los años, la obra de Chausson ganó constantemente en maestría formal y muestra una brillante armonía, a menudo original, a veces audaz, construida sobre la herencia de César Franck, aun cuando esté teñida por la admiración que siente por la música wagneriana.

Chausson y su esposa en 1890.
Ernest Chausson (al fondo) escucha a Debussy al piano, 1893.