[2] Espantados por los horrores de la Primera Guerra Mundial, como el conflicto más brutal conocido hasta 1914, no pocos políticos europeos desearon mantener a ultranza la paz con la Alemania del Tercer Reich, sin importar las peticiones que dirigiera el agresivo régimen nazi, lo que significó permitir las constantes violaciones de Hitler a los distintos tratados internacionales, como sucedió con la militarización de Renania, región occidental alemana donde el Tratado de Versalles en 1919 había prohibido a Alemania establecer fuerzas militares, arsenales o fortificaciones.
Por contra, otros autores y comentaristas han señalado el apaciguamiento como una política conscientemente aplicada por el Reino Unido para intentar aniquilar a la Unión Soviética, al permitir expandirse a la Alemania nazi por el centro y el este de Europa para reservarse, así, los británicos el dominio sobre su imperio colonial y Europa Occidental.
El llamado apaciguamiento habría constituido, según esta tesis, una mera fachada para provocar dicha expansión militar nazi hacia el este y justificarla ante la opinión pública, aprovechando los temores a un nuevo gran conflicto bélico mundial.
[3] La política de apaciguamiento impide el mismo año de 1936 que Gran Bretaña y Francia impongan sanciones a Alemania e Italia por su intervención militar en la guerra civil española, en contra de los acuerdos tomados entre estos países para no prestar apoyo bélico a los bandos españoles en pugna.
Tampoco sancionaron a la Unión Soviética en su apoyo al bando republicano en la Guerra Civil.