Giacomo Meyerbeer

Sin embargo, halló su propio estilo solo gradualmente, tras unos inicios convencionales bajo la influencia de su amigo Carl Maria von Weber.

Es una opción viable, y todo un acierto de cara a precisar su verdadera significación musical.

No nos detendremos demasiado en estos comienzos sin duda ingratos, en los que el compositor experimentó con varias formas sin hallar, al parecer, un lenguaje personal.

Robert Schumann, tan buen crítico musical como músico, estimaba sin embargo las producciones de estos comienzos como “lo mejor” creado por Meyerbeer.

Tras esta primera etapa, y tras tomar contacto con Antonio Salieri, Meyerbeer se trasladaba a Italia.

Comenzó así Meyerbeer a producir varias óperas con la mayor rapidez, Semiramide riconosciuta, Emma di Resburgo, L'esule di Granata... Escuchemos L´esule di Granata: el preludio arranca con un bello y lento crescendo de las cuerdas que, tras un breve silencio, vuelve a reexponer el motivo antes de que se incorporen los vientos.

A continuación el cuerpo orquestal se agiliza y cobra consistencia: una curva melódica uniforme en la línea de los italianos pronto se redefine hasta culminar en el estruendo de la percusión.

Los aires son muy convencionales, aunque incluyen una página de la belleza del andante Cara, il soave istante.

Algo completamente comprensible tras escuchar tamaño prodigio de extravagancia musical, cuyas mayores inventivas, sin embargo, estaban en la compleja puesta en escena.

Durante las cuatro horas que dura Los Hugonotes asistimos a un evento político de primer orden.

Lógicamente, esto no fue así, pero Meyerbeer consigue hacer verosímil lo disparatado, por lo que la obra adquiere una lectura universal de la atrocidad del hecho político y sus penosas consecuencias en una situación irrisoriamente extrema.

Si musicalmente la obra abusa en exceso de las soluciones de compromiso propias de la gran ópera, sobre todo en las transiciones, la parte vocal se muestra de lo más seductora (comprendemos el cariño que por esta ópera sentían dos astros mayores del canto como Enrico Caruso y Nelly Melba), con joyas como Une dame noble et sage (Acto I), O beau pays (Acto II), Je suis seule chez moi (Acto IV) o Ainsi je te verrai périr?

Eugène Scribe , el libretista favorito de Meyerbeer.
Representación de la Masacre de San Bartolomé , tema central de la ópera de Meyerbeer Los Hugonotes
Giacomo Meyerbeer (fotografiado por Nadar ) en sus últimos años.