Allí se proclamó campeón de la Serie C2 con un equipo compuesto mayoritariamente por jóvenes.
En 1987 se convirtió en entrenador del Parma, que por entonces militaba en la Serie B, pero su experiencia fue corta también: Zeman fue cesado tras siete partidos.
Fue el inicio del milagro de Foggia, también conocido como "Zemanlandia" (en honor al entrenador).
Este equipo, que contaba con jugadores desconocidos y prometedores talentos como Giuseppe Signori y Francesco Baiano, que no eran famosos entonces, consiguió ascender a la Serie A en solo dos años.
Un equipo considerado como extremadamente débil para la categoría consiguió competir por hacerse con una plaza para disputar la Copa de la UEFA durante tres años.
[5] Después de acabar en cuarta posición en el campeonato, en 1998 Zeman declaró que en el fútbol italiano hubo exceso en la suministración de fármacos, principalmente la creatina, citando incluso a jugadores como Gianluca Vialli y Alessandro Del Piero,[6] lo que derivó a una investigación y posterior proceso deportivo finalizado con la resolución del Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana, Suiza, que se opuso a la apertura de procedimientos judiciales a nivel deportivo que involucraran a fármacos no explícitamente vetados.
[8] Las siguientes aventuras en los banquillos de Zeman fueron en Turquía e Italia, donde asumió las riendas del Fenerbahçe SK[9] y el SSC Napoli respectivamente.
[16] Tras nueve meses sin equipo, Zeman fue nombrado entrenador del Brescia Calcio en marzo de 2006.
[19] Debido a los malos resultados, el 24 de diciembre fue cesado y sustituido por Giuseppe Papadopoulo.
[34] Abandonó la entidad tras una sola temporada, habiendo conseguido la permanencia y un subcampeonato de Copa.
[36] Comenzó su segunda andadura en la entidad de la mejor forma posible, con una amplia victoria (5-0) contra el Genoa.
[37] Sin embargo, solo logró 2 puntos en los 8 siguientes partidos, certificándose de forma matemática el descenso al perder 1-4 frente a la Roma.
Sus equipos son conocidos por su habilidad para marcar muchos goles, pero también por desarrollar una tendencia para encajarlos con cierta facilidad.