Zafarronada

Si bien en su origen estaba presente en todas las poblaciones de la comarca, llegó a perderse en su totalidad, recuperándose en la localidad de Riello en el año 1987 y conservándose hasta nuestros días.

La tradición se inicia con el encendido de una hoguera de roble a la que se acercan para encender sus antorchas de ramas de brezo unos personajes vestidos de blanco, ataviados con máscaras oscuras y cencerros atados a la cintura a los que se conoce como zafarrones,[3]​ los cuales se dedicarán a recorrer la localidad haciendo el mayor ruido posible, asustando a niños y mayores y manchándolos con ceniza.

[2]​ El catedrático de Geografía e Historia Emilio Martín Serna menciona que el origen del término «antruejo», así como otras variedades dialectales usadas en el noroeste peninsular para referirse al periodo anterior a la Cuaresma, está en el término del latín introitus (entrada, preludio),[4]​ aplicado en este caso a la llegada de la primavera y el resurgimiento de la vegetación.

«Zafarronada», por su partealude a su personaje central, el «zafarrón», que aparece en el Primer diccionario general etimológico de la lengua española (1883) como forma alternativa de «zaharrón», con origen en al árabe sokhara, 'burlón' o sokhra, máscara.

Durante la primera mitad primer milenio la Iglesia intentó erradicar en varias ocasiones la celebración de mascaradas paganas.