En honor a su patrón, se bautizó José Benavidez, aunque sus pares abipones siempre lo llamaron por su nombre autóctono.
Solían vender en las principales ciudades los botines que obtenían en los asaltos a las estancias y misiones.
Entre los abipones se encontraba Ychoalay quien cayó preso de los españoles en una trampa para cazar caballos, pudiendo liberarse rápidamente sin grandes heridas.
Recién en 1750 Corrientes pudo recuperar la paz gracias a que los jesuitas fundaran la misión de San Fernando en la orilla opuesta del Paraná.
Los principales caciques como Ychamenraikín e Ychoalay determinaron en que el lugar ideal para la reducción fuese la ribera norte del arroyo El Rey (conocido por los abipones como Ychimayé, ó “río de las calabazas”), lugar que consideraban el centro de todo su territorio.
Los primeros trescientos pobladores pertenecían al grupo de los Riikahés y sus líderes eran Nernigini e Ychoalay.
Los primeros misioneros a cargo de la reducción fueron el sacerdote José Cardiel y Francisco Navalón.
Brigniel tuvo una labor trascendental en la misión ya que tradujo por primera vez los textos cristianos y creó el primer diccionario de lengua abipona.
Según Dobrizhoffer, la misión de San Jerónimo del Rey se formó y desarrolló gracias a Ychoalay.
El lugar, aprobado inmediatamente por los españoles, fue elegido por el mismo Ychoalay y poblado por los abipones Jaaukanigás cuyo principal cacique era Naré.
Considerando que Añapiré no garantizaría la paz, el Padre Brigniel convocó a una nueva asamblea en la misión de San Jerónimo del Rey.
En este período, los Nakaigetergehés arremetieron contra San Jerónimo mientras Ychoalay se encontraba en la ciudad de Santa Fe.
Esto también trajo tranquilidad a las numerosas estancias que los españoles habían abandonado por los saqueos abipones.
Según relatos del padre Vicente Olcina, Ychoalay envió una carta a los guaraníes manifestándoles el proyecto de unirse para levantarse contra los españoles.
Hacia finales del siglo XVIII, la mayoría de las órdenes se habían retirado hacia Corrientes y Asunción, y casi todas las misiones abiponas estaban en ruina y sus habitantes volvieron a los montes, salvo algunos habitantes de San Fernando que fueron agregados a las poblaciones de Santa Lucía e Itatí, en Corrientes.