Un yamur, en arquitectura islámica, es el remate en que suele terminar el alminar de una mezquita, compuesto por una barra vertical metálica donde se insertaban unas bolas o manzanas, usualmente de bronce doradas y en un tamaño decreciente de abajo arriba.
Si el yamur está formado por tres esferas la leyenda dice que representan a los tres profetas más importantes del Islam: Mahoma, Moisés y Jesucristo o a los diferentes mundos en los que la divinidad islámica se da a conocer (terrestre, celestial o almico y el espiritual).
La media luna creciente se incorporó como símbolo islámico a partir de la conquista de la Persia Sasánida, donde era usado como ornamento, normalmente junto al Sol y las estrellas, simbolizando originariamente a la diosa Ishtar o Astarté.
Se difundió a partir del siglo XV en el Imperio Otomano que lo utilizó como símbolo nacional y comenzó a usarlo como ornamento arquitectónico en alminares y cúpulas.
En España, muchos de los alminares medievales originales han pasado a ser reutilizados como campanarios de iglesias cristianas, y de la misma forma, los yamures han conservado su función ornamental sustituyéndose por la cruz cristiana y, a veces, una veleta.