Ximena Cuevas
Su trabajo a menudo explora las posibilidades de relación entre el aspecto social y las cuestiones de género en la sociedad contemporánea, sin pasar por alto el concepto del juego y el rol del artista como operador lúdico.[4] En 1991 por decisión propia decide abandonar su profesión para dedicarse por completo al video arte.[3] Para Ximena Cuevas el cine nunca estuvo en relación con el poder sino más con la libertada del juego, principio que le fue inculcado por su padre desde niña.[1] La obra de Ximena Cuevas resulta poco conocida en México debido, a la difícil relación que tuvo con su padre, que ella consideraba una circunstancia de dos caras, pues por un lado le podía abrir puertas pero por el otro lado se las podía cerrar.[1] A finales de la década de los 80, motivada por el camino abierto por Pola Weiss, Andrea Di Castro y Sarah Minter, Cuevas empezó a considerar el cine experimental como una alternativa definitiva para su exploración artística.Para Ximena Cuevas el videoarte es una forma de contar y ser libres sin pedir permiso a nadie, donde se puede expresar lo más profundo del ser mediante el uso de tecnologías dan esa libertad como es el lápiz para un dibujante.[3][7] Video contemporáneo visual y rítmico que narra mediante una canción popular (género bolero) del mismo nombre, la idealización de la pérdida de un ser o amor perdidos.