Apoyó la causa nacional bajo William Wallace primero y Robert Bruce después.
El Diccionario Nacional de Biografía no clarifica los orígenes de la familia Lamberton, que sitúa originariamente en Berwickshire, aunque con propiedades en el noreste escocés a finales del siglo XII y en Stirlingshire en fechas posteriores.
En 1298, Lamberton fue nombrado obispo de Sr. Andrews por el papa Bonifacio VIII, sucediendo en el cargo a William Fraser.
Fue consagrado al año siguiente en Roma, antes de unirse a una delegación diplomática escocesa en Francia.
El ya obispo de Glasgow tomó al joven James Douglas como discípulo.
Lamberton presentó a Douglas en la corte y apoyó su petición para recuperar sus tierras, aunque sin resultados.
Sin embargo, su neutralidad no fue tal, ya que, mientras Comyn era partidario de mantener la situación con Inglaterra, tanto Bruce como Lamberton luchaban por una Escocia independiente.
Entretanto, el 6 de abril de 1299, el rey Felipe IV, en una carta dirigida a los líderes escoceses, anuncia su apoyo a la causa escocesa pero, pese a las súplicas de Lamberton, no envía ayuda militar, aunque sus presiones logran que el depuesto Juan Balliol fuese puesto bajo custodia del papa en ese mismo año.
Durante su época como Guardianes de Escocia, se estableció entre Lamberton y Bruce una fuerte relación, ya que ambos compartían el sueño común de una Escocia independiente del poder inglés.
Durante su estancia en Inglaterra, Lamberton se estableció a orillas del Tweed para poder mantener el contacto con las partes de su diócesis bajo dominio inglés.
Sin embargo, cuando volvió junto a Robert Bruce en 1312, no se indica que el ahora rey de Escocia pudiera haberse sentido traicionado.
Finalmente, la excomunión que pensaba sobre Lamberton y Robert Bruce fue levantanda, legitimando la independencia del reino de Escocia.