Cuando el avión ya se estaba yendo al aire, entre Vr y V2, las vibraciones aumentaron fuertemente y la tripulación decidió abortar el despegue, a pesar de encontrarse muy por encima de la velocidad máxima en la que esta maniobra está permitida y es obligatorio irse al aire en cualquier caso.
Al abortar el despegue tan tarde el avión no tuvo pista suficiente por delante para frenar y se salió por el final de la pista a una velocidad de 110 nudos (unos 204 km/h).
Colisionó con una caseta de hormigón que formaba parte del sistema ILS (donde perdió el motor 3), atravesó la verja metálica del aeropuerto, pasó la N-340 (en la época ya autovía) colisionando con tres coches y se detuvo a unos 450 metros de la pista.
Tras el golpe y detención del avión todos los ocupantes sobrevivieron, pero se produjo el incendio del combustible cargado para atravesar el Atlántico, incendio en el que perecieron 47 pasajeros y 3 miembros de la tripulación.
El accidente fue sometido a investigación por parte de las autoridades españolas y estadounidenses.