Tres mil quinientos presos fueron indultados como un gesto a esta visita papal, según informó en su momento el diario oficial Granma.
En el aeropuerto cubano José Martí lo aguardaban el presidente Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega, la máxima autoridad católica en ese momento en La Habana.
El domingo 20 de septiembre, acompañado de una pequeña comitiva, visitó a Fidel Castro en una reunión privada que se desarrolló en la vivienda particular del expresidente cubano y que duró cuarenta minutos.
El patriarca ruso se encuentra también en visita pastoral que incluye a Cuba, Brasil, Chile y Paraguay.
[1] Las razones por las que ambos líderes acordaron reunirse en territorio neutral —ajeno al Vaticano y Moscú— fueron explicadas por el portavoz de la Santa Sede Federico Lombardi: Tras el encuentro con Cirilo I, ambos líderes firmaron un acuerdo establecido en 30 puntos[2] y el papa partió[3] hacia México, donde llegó pasadas las 7 de la noche (hora local).