En junio de 2014 Enrique Peña Nieto tuvo un encuentro privado en la Ciudad del Vaticano con Francisco, en donde le externó una invitación a visitar el país, la cual fue aceptada por el papa.
Tras el encuentro con Cirilo I, ambos líderes firmaron un acuerdo establecido en 30 puntos[8] y el papa partió hacia México,[9] donde llegó pasadas las 7 de la noche (hora local).
Fue recibido por el presidente de la república Enrique Peña Nieto y su entonces esposa Angélica Rivera, el nuncio apostólico en México Cristoph Pierre y el arzobispo anfitrión el cardenal Norberto Rivera Carrera.
[13] A su paso por Viaducto una persona quiso acercarse al papamóvil pero fue reducida por la policía rápidamente.
[12] Al llegar el papa a la nunciatura las personas gritaban fuera que saliera.
Ahí, ante 165 prelados del país y 15 auxiliares hizo un mensaje en contexto con la inseguridad y la violencia que vive el país, así como hacerle un llamado a los prelados mexicanos a no corromperse por las riquezas.
[16][17] Volvió en papamóvil descubierto por la misma ruta de ingreso al Zócalo a la sede apostólica.
Ahí se congregaron unas 50 mil personas, dentro y fuera del recinto mariano.
[18] En la homilía hizo referencia a las víctimas de desaparición forzada en el país.
Ahí abordó un helicóptero tipo "Puma" de la Fuerza Aérea Mexicana.
Ya en el lugar se encontraban miles de personas que llegaron horas antes a pesar del intenso frío que se vivió en la noche y madrugada previa al evento.
[21] Ahí celebró una misa ante, según autoridades civiles y religiosas, 400 mil personas.
[22] La misa masiva fue presenciada por miles de personas que acudieron hasta el predio conocido como "El Caracol".
El pontífice hizo un llamado a no "negociar con el demonio",[23][24] así como pedir por aquellas víctimas de los "traficantes de muerte", muy cerca del lugar en donde hay diariamente muchos migrantes hacia los Estados Unidos.
Luego, recibió las llaves de la ciudad del alcalde Alfonso Martínez Alcázar.
[39] Simultáneamente miles de jóvenes más seguían el mensaje en Guadalajara, a quienes el papa también saludó en su discurso.
Cuando pasaba por las vallas a saludar a más personas, fue jalado por un joven lo que provocó que el papa trastabillara y cayera encima de un niño en silla de ruedas.
Molesto, le dijo al asistente dos veces "no seas egoísta".
Ahí, bendijo una cruz dedicada a las y los migrantes hacia los Estados Unidos, siendo la primera misa binacional de la historia realizada por un papa.