En 1908, el Imperio Austrohúngaro disolvió formalmente el Valiato de Bosnia y lo anexó unilateralmente a su propio territorio como provincia imperial de Bosnia y Herzegovina, mediante una polémica decisión que generó la llamada crisis bosnia, incrementando aún más las tensiones en la región.
[3] Seis años después se produjo el Atentado de Sarajevo, mediante el cual una organización de jóvenes independentistas bosnios y serbios, asesinó el archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa,[3] desencadenando la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que entre otras consecuencias causó la disolución del Imperio austrohúngaro.
[4] En 1875, la recaudación de impuestos tras un año de escasas cosechas desató una revuelta en Herzegovina, territorio montañoso y tribal, que pronto se extendió al resto del valiato y a otros territorios otomanos de la península como Bulgaria, Albania o Macedonia.
[5] Católicos y ortodoxos se unieron a la rebelión, cada vez más política, mientras que el grueso de la población musulmana permaneció fiel al Gobierno.
[6] Rusia tuvo que intervenir en octubre para impedir la derrota total de los principados.