Impulsado por su espíritu altruista, puso su fortuna al servicio de la ciudad.
Sus principales obras fueron la construcción de edificios públicos: cárcel, cabildo, iglesia parroquial, hospital y puerto; procurando también el aseo y el empedrado de las calles.
En la sesión del 12 de marzo de 1787, el Cabildo acordó construir las casas del Ayuntamiento, como asimismo cuatro puentes y dos acequias para darle agua a la ciudad.
También se hizo notar la necesidad de un buen edificio para cárcel.
Cruz pidió al gobierno que el arquitecto Toesca confeccionara los planos para estas obras y este los presentó el 24 de abril con un costo de 14 a 15 mil pesos.
Hizo sacar los muebles que eran malos y ordinarios y le dio «diez sillas grandes con vaqueta en el asiento y espaldas, picado el brazo amoldado, los clavos dorados, con su coronación arriba de cada silla, cuatro bancas de seis varas, una mesa de cuatro varas con sus cajones»: «Adornó la sala del Cabildo, empapelando sus paredes, poniendo el retrato del muy amado monarca en un hermoso dosel de damasco de seda, guarnecido con ricos galones, asientos, colcha de mesa y otros muebles necesarios».
Todos estos gastos y otros más salieron de su peculio personal.
Además terraplenó y arregló las calles e hizo puentes.
En 1764 ya el Cabildo había tratado sobre la fundación de un hospital, iniciativa que solo quedó en el papel.
Este último compró un sitio a cinco cuadras de la Plaza y consiguió que el arquitecto Toesca levantara los planos.
Se dio principio a la obra con una inversión de 6000 pesos.
La iniciativa de Cienfuegos y del Cabildo, hizo que el Gobierno concediera 2000 pesos.
Le manifestaba la necesidad de fundar un puerto, prometiendo contribuir a su erección con su trabajo y sus bienes.