Pascual Díaz Barreto quien había sido designado Arzobispo de México.
Entrando al estado hasta 1938, poco tiempo después de que Garrido había dejado el cargo, encontrando un estado con las iglesias destruidas y cuya religión había sido perseguida y desterrada durante el garridísmo.
Permaneció en la Diócesis de Tabasco por cuatro años y dos meses.
[1] Ocupó la cátedra de Latín, Literatura, Lógica, y Oratoria Sagrada.
Más tarde cuando la persecución Callista o Guerra Cristera en 1926, tuvo que expatriarse, radicando en Los Ángeles, EUA, regresando a México en 1929 para hacerse cargo de su Parroquia.
Sr. Arzobispo, Dr. Don Francisco Orozco y Jiménez, ayudado por los Sres.
Al siguiente día fue sepultado en el cementerio Tepeyac en la Ciudad de México.