Valor simbólico

[1]​ Desde los comienzos de la lingüística hubo un esfuerzo por diferenciar símbolo y signo.

Para Ferdinand de Saussure el signo lingúístico es siempre arbitrario, esto quiere decir que en la asociación que se forma entre significado (concepto) y significante (imagen acústica), este último puede ser sustituible por cualquier otro significante o imagen acústica (tomando en cuenta, sin embargo, la convencionalidad del mismo).

Para Karl Marx el valor simbólico se encuentra en la relación de intercambio entre mercancías por medio del equivalente general: el dinero.

Para equipararla a sí misma en cuanto valor de cambio, ella es permutada por un signo que pa representa como valor de cambio en cuanto tal.

”Hoy el consumo […] define precisamente ese estado donde la mercancía es inmediatamente producida como signo, como valor/signo, y los signos (la cultura) como mercancía.”[10]​ El consumo es también presentado desde la óptica […] única y excluyente de su valor simbólico: El consumo no es ni una práctica material, ni una fenomenología, de la abundancia, [se define] por la organización de todas las mercancías como sustancias significantes; es la totalidad virtual de todos los objetos y mensajes constituidos desde un discurso más o menos coherente.

[10]​ La ley del valor simbólico hace que lo esencial siempre esté más allá de lo indispensable, encuentra su mejor ilustración en el gasto, en la pérdida, pero también puede registrarse en la apropiación siempre que tenga la función diferencial del incremento en “algo más” a través del cual se afirma el valor.

[12]​ Para John Thompson, el valor simbólico es conceptualizado como el valor que tienen los objetos en virtud de las maneras y el grado en que son estimadas por los individuos que los producen y los reciben, de modo tal que la valoración simbólica consiste en el proceso por el cual tanto quien produce la forma simbólica como quien la recibe le adscriben un determinado valor simbólico.

El valor de la forma simbólica y su interpretación siempre están sujetas a contextos histórico-sociales en los que el receptor se encuentra, al no ser sujetos pasivos, los receptores crean sentido a partir de las formas simbólicas.