Utrecht

Ubicada en la parte central del país, se trata de la cuarta ciudad en importancia.

En español se ha conocido a la ciudad también como Utrech, Utrique[1]​ y Utreque,[2]​ hoy en desuso.

A partir de mediados del siglo III, tribus germánicas fueron periódicamente invadiendo estos territorios.

En el 723 el rey franco cedió la fortaleza de Utrecht y sus tierras circundantes a la jerarquía eclesial.

La ciudad fue visitada hacia el año 965 por el viajero hispano-judío Ibrahim ibn Ya'qub, quien describe la economía basada no en el cultivo sino en los rebaños y la lana, materia prima de las valiosas capas frisonas.

Por ese entonces predominaba en Francia el estilo arquitectónico gótico, y Utrecht siguió esa moda.

Entre los siglos XI y XVI fue la ciudad más destacada e importante de los actuales Países Bajos.

Hay que mencionar que en los últimos años del siglo XVI comenzó una etapa de decadencia, a consecuencia de su anquilosamiento temporal como centro del cristianismo católico, en una esfera mayoritariamente protestante.

El nombre Utrecht aparece más de una vez en la historia relacionado con tratados y negociaciones importantes.

En el siglo XIX, se convertiría en la sede central del ferrocarril neerlandés (aún hoy en día lo es), gracias a su ubicación geográfica privilegiada.

Desde hace siglos, la belleza del centro, rodeado por un canal circular, sigue atrayendo a un gran número de personas, mientras, del mismo modo, oficinas, empresas y servicios encuentran en Utrecht un lugar central y bien comunicado que es muy accesible.

No obstante, gracias a su zona peatonal, el casco antiguo sigue siendo el centro verdadero de Utrecht.

Vleuten-De Meern tuvo un municipio propio hasta 2001, que incluía Haarzuilens y Veldhuizen.

Vista de Utrecht en el siglo XIX de Johannes Bosboom
Vista aérea