El neologismo usabilidad[1][2] (del inglés usability —facilidad de uso—) se refiere a la facilidad con que las personas pueden utilizar una herramienta particular o cualquier otro objeto fabricado por humanos con el fin de alcanzar un objetivo concreto.
La Fundéu lo considera un término correcto por bien formado en español, y ya figura en algunos diccionarios de uso.
[4] El objeto de uso puede ser una app, una página web, un libro, una herramienta, máquina, proceso, vehículo o cosa con la que un humano interactúa.
Sin embargo la acepción inglesa es más amplia y se refiere a la facilidad o nivel de uso, es decir, al grado en el que el diseño de un objeto facilita o dificulta su manejo.
A partir de ahora definiremos el término usabilidad basándonos en la segunda acepción.
Por ello un producto no es en ningún caso intrínsecamente usable, sólo tendrá la capacidad de ser usado en un contexto particular y por usuarios particulares.
El uso generalizado de los teléfonos inteligente conlleva nuevos retos para los diseñadores que hacen contenido web para estos dispositivos, pues el objetivo es hacer contenido fácil de navegar, más eficiente y más interactivo.
[8] Fuera del ámbito informático, la usabilidad está más relacionada con la ergonomía y los factores humanos.
La ergonomía incluye consideraciones como: Las respuestas a estas preguntas pueden conseguirse realizando análisis de usuarios y tareas al principio del proyecto.
Es decir, un sitio web usable es aquel en el que los usuarios pueden interactuar de la forma más fácil, cómoda, segura e inteligentemente posible.
No solo la tecnología y el aspecto gráfico son factores determinantes para hacer un sitio web llamativo.
Aunque no hay estándares definidos para la usabilidad, depende en cierta forma del espacio donde se desenvuelve el navegante.