Una misa por la ciudad de Arras

El término “vauderie”, fue usado originalmente para designar a los seguidores -vaudois- de Pedro Valdo, que fueron un grupo religioso heretico perseguidos por la Inquisicion desde fines del siglo XII.

La narración oscila entre el reportaje y la descripción del estado anímico de Jan.

Amén”: esta frase, con la Jan cual comienza cada capítulo y que recorre todo el libro como un leitmotiv, es más que un recurso compositivo, la señal de la cruz transfiere automáticamente la narración al plano de lo sagrado, como en el bautismo, la misa, o un exorcismo, confiriéndole al relato la solemnidad del discurso religioso.

[4]​ Como narrador deliberativo, Jan no solo enfatiza la miseria y la muerte, sino también el elemento liberador de las dramáticas circunstancias, el cambio y disolución de la jerarquía existente.

El lector está supeditado a la narración de Jan, ya que no hay otras informaciones sobre lo sucedido.

La historia no se atiene a la cronología de los acontecimientos sino que varía la perspectiva temporal.

El obispo David llega a Arras para poner la situación bajo control e instituye un régimen estricto: no solo hace cerrar y vigilar las puertas de la ciudad, sino que también ordena la quema de la comida tocada por los enfermos, medida que no es entendida por los habitantes.

Una madre asfixia a su bebé recién nacido, lo hierve y hace una sopa con él para sus otros hijos.

Carpinteros, tejedores de telas, herreros y panaderos son admitidos por Albert en el ayuntamiento, que antes estaba reservado a los patricios.

Un fabricante de cuerdas testifica que el judío Celus habría pronunciado maldiciones durante la noche.

Poco después, Icchak, representante de la comunidad judía de Arras, se presenta ante el consejo y pide cortésmente que se libere el cuerpo para que los familiares pudiedan enterrarlo.

Existe también la sospecha de que está celebrando misas negras, vive en lujuria y colabora con los judíos.

Es capturado, encerrado en el calabozo del ayuntamiento y condenado a muerte.

El consejo considera desacertado y sin sentido ofrecer resistencia al señor de la ciudad.

Es un forastero como Jan y dice de sí mismo: "Arribé a Artois desde mi lejano Sur no tanto por necesidad del corazón como por orden de mis superiores...

Durante la epidemia "vigilaba estrictamente que las tímidas raciones de alimentos llegase por igual a todas las bocas".

Porque siempre me pesa una duda, siempre admito la posibilidad del error y por eso permanezco al margen" [13]​ Luego de ser condenado a muerte manifiesta que "No deseo en absoluto ser mártir pero sé que nada peor puede ocurrirle a un hombre bajo el sol que confesar culpas no cometidas.

Ello llevó a críticas y discusiones sobre instituciones que, supuestamente, no eran auténticamente polacas.

En Arras es imposible renunciar a ese sufrimiento, legarlo, desarraigarnos de él.

El absurdo coincide con la realidad, porque la peste mata por igual a los culpables ya los inocentes.

Por un lado, la epidemia es la causa del caos y la disolución de todas las reglas vinculantes que funcionaban normalmente en la sociedad.

Tal interpretación de esta parábola no sería del todo errónea, incluso parece muy plausible" [20]​ Por otra parte, Szczypiorski diferencia claramente el período durante la peste y los desórdenes posteriores: "La peste no había sido obra nuestra, mientras los últimos acontecimientos.

En la histeria que se apodera de las multitudes en tiempos de crisis la pregunta del histérico al maestro político y/o espiritual se vuelve apremiante, imperativa: “tú dices que eres el maestro, demuéstralo !

– y para hacer eso, tienes que encontrar quién es el responsable de la crisis.

Que el judío sea la primera salida del miedo es una constante histórica universal.

[23]​ Farías de Saxe dice al respecto: "He aquí como la sangre judía unifica a los espíritus cristianos...Es la mejor argamasa para nuestra urbe.

Szczypiorski hizo luego gestiones con su editor para lograr una reimpresión, pero solo recibió vagas promesas que no se concretizaron.

].|PRIER, RAYMOND Andrzej Szczypiorski Narrative Ironies, ISBN-13: 9789051839173 Maryla Hopfinger y Tomasz Żukowski, The Holocaust Bystander in Polish Culture, 1942-2015: The Story of Innocence (Palgrave Studies in Cultural Heritage and Conflict), inglés Edición Kindle.

März 2021, Capítulo „Methaphysics of Polishness“ (Anna Zawadzka) Alan L. Berger, ed., Bearing Witness to the Holocaust, Edwin Mellen Press, 1991, ISBN-13: 978-0773496446 Astrid Popien y Malgorzata Klentak-Zablocka (entre otros), Engagierte Literatur in Wendezeiten, 2003, ISBN-13: 978-3826023200 François Rosset, Prólogo a "Messe pour la ville d'Arras" (en francés).