La economía de Turcia se basa en la agricultura, por estar emplazado en el muy fértil valle del río Órbigo.
Un caso curioso se halla en el vascuence, pues llaman iturri a las fuentes o manantiales.
La palabra castrum (castro), deriva de esta partícula tur y acabaría simbolizando algo así como población o aldea.
La tradición sitúa el establecimiento primigenio del pueblo en la zona de Las regueras.
Esta familia administraría y tendría bajo su jurisdicción gran cantidad de pueblos.
Había sido construida en el siglo XVI (hallamos referencias a la misma en 1585).
El templo parroquial sufrió graves saqueos durante La Guerra de la Independencia Española, ya que consta que las tropas francesas hurtaron objetos de valor, alhajas y libros del archivo.
El cementerio parroquial fue construido en 1833, anejo al templo, por una orden gubernamental que prohibía los enterramientos en los interiores de las iglesias.
El edificio sería una especie de albergue para viandantes, transeúntes y pobres.
No tenía un carácter sanitario ni estaba regentado por médicos, sino que era un lugar que proporcionaba alojamiento y ayudaba «a bien morir» a los pobres y enfermos.
El siglo XIX se presenta como una época difícil en España, ello tuvo repercusión en el pueblo de Turcia, que se vio afectado por los sucesos del momento, llegando a pasar grandes dificultades los vecinos.
El siglo comenzó con la invasión napoleónica (1808), con el problema de las continuas partidas francesas que camparon a sus anchas por la zona, saqueando y exigiendo raciones, dinero, ganado, etc.
Debido a la crisis general que se dejaba notar en todos los ámbitos, el concejo se vio sin medios y no tuvo más remedio que ir vendiendo bienes comunales.
El segundo tercio del siglo XIX estuvo marcado por importantísimos cambios.
Sería por estos años cuando, al mejorar levemente la situación general, comenzó a aumentar la población de forma considerable.
A lo largo del siglo XX, el pueblo de Turcia sufrió profundos cambios y transformaciones que alteraron el tipo de vida que venían teniendo sus vecinos desde hacía siglos.
Este cambio de gobierno trajo consecuencias importantes como la supresión definitiva del poder señorial.
Turcia se encuentra situado al oeste de la capital, en el Partido judicial de Astorga, estando sus tierras regadas por el canal de Carrizo y los ríos Omaña y Luna, que vierten sus aguas para confluir en uno solo, el Órbigo, por lo que figuran en su escudo los colores Azur (azul) y plata.
A diferencia del Páramo leonés, es una zona de valles en que los ríos forman frescas riberas con chopos, álamos, praderas, huertas y frutales.
La casa consistorial y las escuelas antiguas se localizaban en la plaza del Puesto de las vacas (actual calle Obispo Santiago) pero ambos edificios sucumbirían a las llamas en un aparatoso incendio en 1909.
Recientemente se ha reconvertido el entorno del ayuntamiento en una plaza adoquinada, formando un armónico conjunto con la fuente pública (construida en los años 50) y dos árboles plataneros centenarios.
Primero se separó a los alumnos por sexos y más tarde por edades.
Los bailes tenían lugar los domingos por la tarde y a ellos acudían gran cantidad de mozos de los pueblos cercanos, a los que se cobraba una cantidad simbólica por la entrada.
Como dato anecdótico, por aquellos años no cobraban entrada a las mujeres y se prohibía fumar dentro del recinto.
También, se conservan varias viviendas antiguas, construidas a base de tapial y adobe.
El ramo de Turcia, como todos los ramos navideños y patronales que conocemos, era una ofrenda religiosa, por lo que se cantaba en la iglesia parroquial o en la ermita, no siendo nunca un adorno para las viviendas.
Por aquellos años, las mozas elaboraban uno de estos ramos e iban ataviadas con el pañuelo del ramo; posteriormente organizaban por el centro de la nave de la iglesia una procesión, en la cual llevaban el ramo hacía al altar mayor, a la vez que cantaban estrofas que se modificaban año tras año, en las que se aludía a la Natividad y a la vida local.
Esta costumbre se perdió en el pueblo de Turcia en torno a 1945.
También, nos consta que en el pueblo de Turcia se realizaron cantos del ramo con dedicaciones exclusivas a Santa Cristina, en su festividad; así como otros a la Virgen de las Angustias.
Las cantoras del coro de la iglesia realizaron un canto en honor a Santa Cristina, que fue compuesto originalmente por Antonino García Álvarez en 1839.