Luminaria fluorescente

La lámpara consiste en un tubo de vidrio fino revestido interiormente con diversas sustancias químicas compuestas llamadas fósforos, aunque generalmente no contienen el elemento químico fósforo y no deben confundirse con él.Esos compuestos químicos emiten luz visible al recibir una radiación ultravioleta.El tubo contiene además una pequeña cantidad de vapor de mercurio y un gas inerte, habitualmente argón o neón, a una presión más baja que la presión atmosférica.El más antiguo antecedente de la iluminación fluorescente posiblemente sea el experimento realizado y descrito en 1707 por Francis Hauksbee, que generó por ionización electrostática del vapor de mercurio una luz azulada que alcanzaba para leer un escrito.Posteriormente el físico alemán Heinrich Geissler construyó en 1856 un dispositivo mediante el cual obtuvo una luz de brillo azulado a partir de un gas enrarecido encerrado en un tubo y excitado con una descarga eléctrica.En la figura de arriba se distinguen, aparte de la propia lámpara, dos elementos fundamentales: el «cebador» (también llamado «arrancador» o «partidor») y la «reactancia» o «balasto», que proporciona reactancia inductiva.En algunos países de habla española se emplean aún sus sinónimos ingleses starter y ballast.El cebador, partidor o arrancador está formado por una pequeña ampolla de cristal que contiene gases a baja presión (neón, argón y gas de mercurio) y en cuyo interior se halla un contacto formado por una lámina bimetálica doblada en "U".Tanto el cebador como la luminaria acortan su vida útil cuanto más veces se la enciende, por esta razón se recomienda usar la iluminación fluorescente en regímenes continuos y no como iluminación intermitente.Los filamentos poseen inercia térmica, pero el plasma no, lo que produce un veloz parpadeo en la luz emitida, que puede molestar a algunas personas, producir dolor de cabeza y hasta convulsiones a quienes sufren de epilepsia.Este plasma excita los átomos del vapor de mercurio que, al desexcitarse, emiten luz visible y ultravioleta.El material del tubo, vidrio común, contribuye a reducir la luz UV que pudiera escapar fuera de la luminaria.Así, si se conecta directamente la lámpara a una fuente de tensión prácticamente constante, como la suministrada por la red eléctrica, la intensidad tenderá a valores muy elevados, y la lámpara se destruirá en pocos segundos.Este balasto, a diferencia del balasto inductivo, se conecta al fluorescente sin cebador y logra arranques instantáneos de la lámpara y sin parpadeos apreciables, o en otros modelos, arranques de una manera más suave.En realidad, no se trata de un reactor en el sentido estricto del término, sino de un circuito electrónico con semiconductores que genera: Ambos procesos suman sus efectos para ionizar los gases y así producir el plasma conductor que generará la radiación UV.Por otro lado, como se ha dicho, los encendidos y apagados constantes acortan notablemente su vida útil.Con el balasto o reactancia electrónica antes nombrado, sustituyendo a la reactancia tradicional y al cebador, el encendido del tubo es instantáneo alargando de esta manera la vida útil.Las lámparas fluorescentes con balasto antiguo no pueden conectarse a un atenuador normal o dimmer (un regulador para controlar el brillo).En definitiva se obtiene una mejora del 10% en el rendimiento de la lámpara, un menor consumo, menor calor disipado, silencio absoluto de la reactancia y mayor vida útil a los tubos.
Tubos fluorescentes de diferentes medidas.
Instalación de un fluorescente utilizando un interruptor de arranque automático. A: tubo fluorescente, B: Entrada de 220 voltios, C: cebadores, D: Termostato bimetálico, E: Condensador, F: Filamentos, G: Reactancia inductiva