El inicio es común después de los 40 años, aunque los síntomas pueden aparecer a cualquier edad.
Estas cirugías generalmente se realizan solamente cuando el temblor es intenso, no puede ser controlado satisfactoriamente con medicamentos y tendrá un impacto significativo en la vida diaria de la persona que lo padece.
La persona usa un imán manual para encender y apagar el generador de pulsos que se implanta quirúrgicamente bajo la piel.
La estimulación eléctrica invalida temporalmente el temblor y puede revertirse, si fuera necesario, apagando el electrodo implantado.
La talamotomía, que implica la creación de lesiones en la región cerebral llamada tálamo, es muy eficaz para tratar a los pacientes con temblor esencial, cerebeloso o parkinsoniano.
Luego de asegurar la cabeza del paciente a un marco metálico, el cirujano explora su cerebro para ubicar el tálamo.
Se pasa una corriente de baja frecuencia por el electrodo para activar el temblor y confirmar la colocación adecuada.
Si no hubiera problemas, se vuelve a calentar el electrodo para crear una lesión permanente de 3 mm.