El 1 de febrero de 1742 Cerdeña y Austria concertaron en Turín un acuerdo provisional por el cual se comprometían a colaborar militarmente para contrarrestar a las tropas españolas en territorio italiano.
Al año siguiente se sucedieron las batallas de Villafranca, Casteldelfino, Velletri y Madonna del Olmo, en las que las tropas hispano-francesas enfrentaron a las fuerzas aliadas por el tratado de Worms.
La cesión a Cerdeña del marquesado de Finale, sobre el cual la emperatriz María Teresa no tenía ningún derecho de posesión pues había sido vendido en 1713 por Carlos VI a la república de Génova, fue considerado una injusticia contra este estado; el propio William Pitt, portavoz de la Cámara de los Comunes del Reino Unido mostraría su desacuerdo con los términos del tratado.
[2] En 1745 España, Francia y el reino de Nápoles firmaron el tratado de Aranjuez, mediante el cual se comprometían a apoyar militarmente a Génova.
Permitió a la República mantener su integridad territorial.