Sin embargo, el tratado firmado en Kiel no entraría en vigor.
Noruega declararía su independencia, adoptando su propia constitución y eligiendo al príncipe Cristián VIII de Dinamarca como rey.
El tratado de Kiel no incluía las antiguas posesiones noruegas de Groenlandia, Islandia y las islas Feroe, que permanecieron bajo control danés.
Heligoland ocupada desde 1807, seguiría en poder del Reino Unido.
Al oír las noticias sobre el tratado, el príncipe del reino danés-noruego Christian Frederik, virrey de Noruega, fundó un movimiento independentista noruego, aunque se cree que la intención subrepticia del mismo era la reunificación de Noruega con Dinamarca.