Suecia perdió sus territorios en Pomerania como consecuencia de la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico en 1806 durante las guerras napoleónicas.
La frontera con Mecklemburgo, a lo largo del Trebel y el Recknitz, sería fijada siguiendo los acuerdos de 1591.
De 1657 a 1659, durante la Segunda Guerra del Norte, las tropas polacas, austríacas y brandeburguesas devastaron el país.
Ambas campañas fueron en vano para los vencedores, excepto para Goleniów y la franja de terreno situada al este del Oder, que pasaron a Brandeburgo como prenda a modo de indemnización, hasta que ésta fue pagada en 1693.
Los primeros años de la Gran Guerra del Norte no afectaron a Pomerania.
Hasta que las tropas danesas, rusas y polacas cruzaron sus fronteras en 1714, el Reino de Prusia apareció primero como un vacilante mediador para después pasar a convertirse también en agresor.
Los daneses se apoderaron de Rügen y la Pomerania Occidental al norte del río Peene (Neuvorpommern), mientras que la Pomerania Occidental al sur del río (Altvorpommern) fue ocupada por Prusia.
Por este tratado, Suecia cedió a Prusia el territorio al este del Oder que había ganado en 1648, así como la Pomerania Occidental al sur del río Peene y las islas de Wolin y Usedom.
Cuando las circunstancias lo requerían, los Estados, la nobleza, los burgueses y, hasta la década de 1690, el clero podían ser convocados para reunirse en un parlamento local denominado Landtag.
Los cancilleres del Landtag formaban el Land Council, que mediaba con el gobierno sueco y supervisaba la Constitución.
Sus derechos de petición no fueron, sin embargo, limitados, y por los privilegios otorgados por el rey Federico I en 1720 les fue reconocido un derecho explícito a participar en materias de legislación e impuestos.
En la nueva orden, Gustavo IV Adolfo intentó formar un gobierno dividido en departamentos.
El nuevo papel del Landtag estaba basado en el Riksdag de los Estados suecos, teniendo lugar las conversaciones referentes a su nuevo papel en agosto de 1806, donde declararon su lealtad al rey y le aclamaron como su soberano.