En 1276, Eduardo declaró rebelde a Llewelyn y reunió un enorme ejército para marchar contra él.
Los hombres de Eduardo confiscaron la cosecha en Anglesey, lo que privó a Llewelyn y sus hombres de alimentos y acabó ocasionando a su rendición.
El resultado fue el tratado de Aberconwy, que garantizaba la paz en Gwynedd a cambio de duras concesiones difíciles para Llewelyn, incluida la de limitar su autoridad a tierras al oeste del río Conwy, mientras que las tierras al este fueron concedidas a su hermano Dafydd ap Gruffydd, con quien se había disputado el control de Gales con anterioridad.
En los años posteriores al tratado, Llewelyn intentó consolidar su poder.
Rindió homenaje y tributo a Eduardo, quien accedió a permitir que el matrimonio de Llewelyn siguiera adelante.