En las islas de La Palma y El Hierro son bastante fieles a los usados en épocas pasadas, en tanto que en Tenerife, La Gomera y Lanzarote conviven elementos de distintos periodos históricos.
Existía mucha afición por los colores saturados y vivos, mezclándolos entre sí dando sorprendentes resultados.
El atuendo femenino sigue pautas que tomaron forma en el Renacimiento, introducidas en el Archipiélago Canario con la colonización española.
Aunque la indumentaria era similar en todas las islas, cada una guarda pequeñas peculiaridades en especial en las prendas de abrigo y los tocados.
Introducida por los ingleses, doblada en dos y fruncida al cuello se convierte en prenda de abrigo insustituible.
Su color característico fue un blanco con rayas azules en los extremos, siendo frecuente que su cuello se forrara.
Su uso ha perdurado hasta hoy por sus características de confort, abrigo impermeable y durabilidad.
La camisa solía ir guarnecida en los puños con bordados en realce de color blanco.
Otra prenda muy usada para las faenas eran los zamarrones (mandiles de lino o cuero).
Resaltan los manguitos o mangos que cubren el brazo y parte del antebrazo, logrado de la moda renacentista española.
Los hombres cubren su cabeza con la montera cónica, en sus orígenes erguida y posteriormente caída a un lado.
En el siglo XIX se simplificó en su corte y adornos, fijándose el modelo en color blanco o negro, que ha llegado hasta nuestros días.
El justillo, la falda listada y a veces delantales de adorno complementan su atuendo.