Tomás estaba casado con una Visconti de Milán, lo que le hacía pertenecer por alianzas al partido gibelino.
Así que nada más subir al trono, Tomás decidió aliarse con Saboya, Acaya y Montferrato para oponerse al creciente poder en la región del güelfo Roberto I de Anjou, rey de Nápoles.
Fruto de sus alianzas, Tomás participó en muchos conflictos, ya que la región estaba en constantes guerras entre los bandos güelfo y gibelino.
Lejos de agradecer el gesto del pueblo, Manfredo quemó la ciudad y destruyó el castillo.
Pero un año después los güelfos estaban siendo derrotados en toda la región, y la falta de apoyos y las presiones de los Visconti obligaron a Manfredo a devolver el trono a Tomás, aunque no lo liberó antes de haber recibido un buen rescate.