En 1321, su padre el marqués Manfredo IV cambió el orden sucesorio influido por su segunda esposa, Isabella Doria.
Federico se vio desplazado de los derechos que le correspondían y solo heredaría una miserable porción del territorio.
En un primer momento, Giovanni y Giorgio, hermanos del marqués, intentaron hacer de mediadores presentando un acuerdo por el que Federico era reconocido como heredero, mientras que a su hermanastro se le compensaba manteniendo muchas de las tierras que tenía asignadas y otros títulos nobiliarios.
Los estados vecinos vieron en este conflicto una ocasión perfecta y cómoda para enfrentar sus disputas en una guerra que no afectaba a sus territorios.
El propio marquesado estuvo en riesgo de desaparecer absorbido por sus vecinos.