La ciudad de Saluzzo está construida sobre una colina que tiene vista, por un lado, a la larga planicie que se extiende hasta Lombardía, hacia el oeste la cordillera blanca de los Alpes franceses y hacia el sur, las montañas de Liguria, del lado opuesto a San Remo.
El hierro, el plomo, la plata, y el cristal figuran entre los minerales que aún se encuentran en las montañas circundantes.
Tomás III de Saluzzo, vasallo de Francia, escribió el romance Le chevalier errant (El caballero errante), en el que trató su propia situación.
Con la ayuda de los franceses, el marqués pudo resistir el sitio feroz que impuso a Saluzzo el duque Carlos I de Saboya en 1486, pero en 1487 se rindió y huyó a Francia donde escribió L'art de la chevalerie sous Vegèce ("El arte de la traición bajo Vegetius", 1488), un tratado del buen gobierno, y otros libros sobre temas militares.
Ludovico II fue patrón del clérigo y las artes.