Un pelotón de 16 soldados japoneses está varado en una isla del Pacífico sin medios para comunicarse con el mundo exterior.
El teniente Kuroki mantiene a sus hombres firmes y supervisa la construcción de un barco para su fuga.
La tregua da como resultado que ambos pelotones, reducidos en número a través de sus conflictos anteriores y desastres naturales posteriores, elijan vivir uno al lado del otro, aunque se traza una línea que prohíbe a uno invadir el lado del otro de la isla.
Cuando son emboscados por los 8 hombres restantes del pelotón japonés, los 11 estadounidenses restantes no tienen otra opción que tomar represalias, lo que resulta en un tiroteo sangriento y sin sentido durante el cual todos los japoneses y la mayoría de los estadounidenses son asesinados a tiros.
Se trasladan a la playa y esperan ser rescatados por el buque naval estadounidense, estacionado cerca de la costa.
La película termina con un plano general de la isla, superpuesto con las palabras "Nadie gana nunca".
Siendo su propio director, no tiene problemas para robar escenas, especialmente aquella en la que balbucea chistes de borrachera mientras se prepara para cortar la pierna temblorosa del japonés.