Tibor (recipiente)

[1]​[2]​ El modelo chino, que se puso de moda en Europa desde el siglo xviii, ha tenido cierto desarrollo en la cerámica mexicana desde el xix.[4]​ Tres siglos después, Corominas anota una definición más detallada y documentada: El historiador de arte especializado en cerámica, Abraham Rubio, lo define como «forma cerrada de tamaño variable, a veces con tapa», y añade como detalles descriptivos que el vaso, en esencia cilíndrico, suele tener cuerpo abalaustrado, ovoidal como las tinajas, o con «estrangulamiento central» (como el pintado por Degas), que suelen recordar la tipología formal de tarros de farmacia y/o albarelos.[14]​[15]​ La pasión por el arte del Lejano Oriente que sustituyó en Europa —y de manera especial en Francia— al “turismo romántico”,[16]​ quedaría ya reflejada en Edouard Manet y muy diversos ejemplos de la obra de los impresionistas y su posterior evolución, con un mercado internacional desarrollado en el marco incomparable del París más esnob, mecenas del japonismo y las «chinoiseries».Siguiendo a Rubén el Valle-Inclán más modernista dejó en su temprano Femeninas, dibujado con precisión otro modelo:[21]​Miguel Ramos Carrión en un soneto cantable para la zarzuela Agua, azucarillos y aguardiente, rompe una lanza por el casticismo madrileño definiendo así el “tibor hispano”:[23]​ el granadino Tibor de porcelana, el vaso etrusco, el ánfora romana,
Tibor de cerámica valenciana , con decoración de tipo Manises , c. 1950.
Tibor de talavera poblana del Museo de América de Madrid
Tipos de tibores de Talavera de Puebla en la ventana de un alfar.
Tibor clásico con policromía de garzas y chinescos azules, obra del pintor austriaco Ernst Czernotzky, hacia 1930.
A la derecha, un tibor pintado por Degas hacia 1894.