En 1897 con la función número cien se dio un homenaje a sus autores Chueca y Ramos Carrión.
A partir de esa obra Madrid pasó definitivamente a ser protagonista del género chico ofreciendo sus calles, plazas, jardines, urbanismo, ambiente, clases sociales —el pueblo de los barrios bajos, los señoritos galantes y despreocupados, los militares, los oficios—.
El músico Federico Chueca fue uno de los grandes que se dedicó al género chico.
[6] Los tipos que aparecen son también fiel retrato del Madrid de aquella época dando paso a unas situaciones realistas y costumbristas.
«Me pagan con mi propio dinero», dice malicioso sospechando que Serafín se entiende tanto con la joven Asia como con Pepa.
[9] El autor del libreto, Miguel Ramos Carrión lo llamó pasillo veraniego y lo estructuró en un acto con dos cuadros.
Las inquilinas son Simona y su hija Atanasia que se hace llamar Asia.
La primera intervención es de Asia, romántica y enamorada que sueña además con ser una famosa poetisa.
Precisamente han venido a Madrid desde su pueblo para editar un libro de versos pero Simona cuenta que eso ha sido la perdición y se ven en la ruina: «¡Gastarnos en la impresión dos mil pesetas, para no vender más que tres ejemplares!
Pero tú, no, cuatro mil, hay que tirar cuatro mil... y efectivamente, tirados están por esas calles después de haber tenido que venderlos a perro chico.»[9][10] El telón se levanta y Asia ofrece al público una de sus poesías dedicada a un pajarito: entre doradas rejas encerrado, si no puedes ligero surcar el aire en cielo apresurado, en cambio, nunca, ¡oh, triste prisionero!
Simona se acerca cuando comprende que ya ha terminado la inspiración y habla seriamente con ella.
Tras una breve conversación Aquilino da su ultimátum: «Si mañana mismo no cobro las dos mensualidades, yo, sintiéndolo con toda mi alma, me veré precisado a embargar los muebles... y a despedir a ustedes de la casa.» y les otorga una última oportunidad: «Si ustedes me presentan un fiador que tenga suficiente garantía...» Simona ve el cielo abierto y ofrece a Serafín, que es novio de la niña «El hijo de un hombre político muy importante, ex ministro, a quien usted conoce seguramente; don Simón Pérez de la Lata.» La trama se va enredando; Aquilino les cuenta que Serafín tiene dinero porque se lo ha prestado él a cuenta de la fortuna de su abuelita que es riquísima y le respalda.
Aquilino se despide con la promesa de volver a cobrar al día siguiente.
Como telón de fondo se ve la entrada a este paseo que los asistentes al estreno identificaron inmediatamente.
Arrión, tira del cordón, cordón de la Italia, ¿dónde irás amor mío Las niñeras cantan comentando sobre su vida profesional: a Recoletos con los "bebés", pa que tomen el fresco por los jardines, ¡arza y olé!
El público acogió siempre con regocijo aquello que dicen «yo quie’o correr.
Pepa se lo había tomado como algo disparatado pero Lorenzo ve el negocio que necesitaba.
[12][10] En este punto Lorenzo muestra sus aptitudes para el timo pues le da a Pepa tan solo 100 pesetas de las 200 recibidas, para pagar a don Aquilino el alquiler del puesto.
¡Fíate de las amigas que una quiso más, y con este pago al fin te verás!
No la di motivos mientras fue mi amiga pa ninguna queja, y que ella lo diga.
La letra introduce al espectador en la festividad de San Lorenzo a cuya verbena se suponen que irán todos a continuación: Lorenzo y Vicente En cuanto el santo vea estas chiquillas, asao y todo salta de las parrillas.
Los cuatro Andando, vamos pronto a la verbena pa que digan: ahí viene la gente buena.
Compramos unos pitos pa pitar, y en cuanto nos hartemos los cuatro de tocar en amor y compaña Se compone de preludio y varios números musicales en el segundo cuadro; el primer cuadro es hablado, sin intervención de la orquesta, algo que sorprendió mucho al público del estreno.
A continuación toma protagonismo la mazurca de Garibaldi, con « Una niñeira in Barcelona, d'un soldatino s'inamoró...» pero con más compases incorporados formando un cuerpo central muy ampliado; finalmente se incorpora el tema del pasacalle de los barquilleros.
¡Que le tengo ganillas de ver!»; tras una modulación se introducen de nuevo las seguidillas cantadas «las señoras nos mandan a Recoletos con los bebés» y la canción «tanto vestido nuevo tanta parola» para terminar con unos acordes finales.
[1] El siguiente número musical es el pasacalle de los barquilleros, interpretado siempre por voces femeninas: «Las niñeras y los soldaos por nosotros están "pirraos" y dan cuartos a los chiquillos pa que se los jueguen a los barquillos».
La noche del estreno fue el gran éxito, repetido hasta tres veces a petición de los espectadores.
Tras unas notas de introducción, el actor cómico en el papel de joven licencioso, pregunta, «¿está dormida?» a lo que le responden también en recitativo, «dormida está » y en un aparte «ya puede asegurarse que hoy vigilará»; es entonces cuando la orquesta ataca el tres por cuatro del vals cantado al principio por los dos jóvenes para terminar en un equilibrado cuarteto al modo de las óperas, interpretado por los cuatro personajes: Serafín, Asia Simona y Pepa.
Las cuatro partes de que consta son mazurca, panaderos, cuarteto y pasacalle.
Sin embargo en cada una de ellas se intercalan breves fragmentos diferentes y necesarios para la acción.