Los textiles incas se caracteriza por sus diseños geométricos o tocapus y por la fineza de su técnica.[1] Para los incas la importancia de los textiles fue religiosa, social y política.El más frecuente era el de cintura, que las mujeres manipulaban sentadas, con el telar sobre las piernas.A lo largo de la historia andina, la producción textil alcanzó un gran desarrollo que se expresó en los mantos Paracas, Wari y en las gasas Chancay, además de los tapices, brocados y telas dobles, entre otros.[8] Existían diversas técnicas difundidas entre los incas, que variaban de acuerdo con la región.Para elaborar estas prendas y la gran variedad de complementos con que se acompañaban (gorros, mantos, etc.) se usaban dos tipos de telas: una fina (cumpi o cumbi) para la nobleza, y la otra burda (abasca) destinada al pueblo llano.La tapicería precolombina, cuyo apogeo fue alcanzado durante el periodo Wari, se convirtió en la técnica predilecta de los incas.Esta tradición predominó muy marcada, como en cualquier otra etnia andina, en los incas alrededor de los años 1200 hasta 1450 aproximadamente.Durante los casi cien años de duración del Tahuantinsuyo (de 1438 a 1532), si bien la tradición andina continuó como base, esta fue adquiriendo más variedades de acuerdo a la región en que se desarrollaba, a la par que adquiría técnicas desarrolladas por otras culturas anexadas al imperio.
Primera calle - awakuq warmi
, tejedora de treinta y tres años, según
Guamán Poma de Ayala
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