Tiene la distinción de haber sido el primer político socialista que ha ejercido como jefe del gobierno japonés.
[3] En el momento de convertirse en Primer ministro, el país se encontraba en una muy difícil situación económica.
[7] Los logros de su gobierno contrastaron con la fuerte inestabilidad que sufrió su propio partido.
También tuvo que lidiar con numerosos conflictos sindicales y huelgas, al tiempo que la mala situación económica le obligó a tomar medidas muy impopulares, como la subida de las tasas ferroviarias.
[6] Unos años después Katayama se hizo miembro del Partido Socialista Democrático y abogó por el mantenimiento de la constitución pacifista, la reforma electoral y la formación de una mancomunidad global.