El sismo se sintió en la totalidad del llamado Reino de Chile, una gobernación del Imperio español, afectando principalmente a las ciudades de Valdivia, Santiago, Concepción y los fuertes y ciudades al sur del río Biobío.
Se estima que el terremoto tuvo una magnitud cercana a los 8,5 MS, y generó un maremoto devastador.
Según las crónicas de la época, el río Calle-Calle se partió en dos, con un sector transversal seco dejando dos corrientes en sentidos opuestos.
Las casas y templos de La Imperial, Villarrica, Osorno y Castro quedaron destruidas, lo que se sumó al inicio de una nueva rebelión mapuche en las zonas conquistadas.
Estudios actuales realizados por los geógrafos Marcos Cisternas y Marcelo Lagos han demostrado que terremotos similares (denominados Gigantes) tienen un patrón de ocurrencia cercano a los 300 años, encontrándose evidencia que data eventos similares en los siglos I, VII, XI y XIV.