El Tercio es reconocido en la historiografía como la unidad franquista que durante la contienda sufrió un mayor número de bajas en porcentaje.[n.
[10] La intención era formar un cuerpo militar propio de acuerdo a la tradición carlista, aunque a medida que avanzó la contienda las distintas unidades carlistas fueron integradas en el Ejército franquista.
Durante la reconstitución del Tercio, este fue reconstruido y reestructurado en cuatro compañías regulares de infantería y una compañía de ametralladoras, sumando unos 800 soldados —incluidos 20 oficiales del Ejército—.[21][n.
Tras las fuertes pérdidas sufridas durante la batalla del Ebro, el Tercio volvió a su fuerza numérica original.
3] En contraste con lo que ocurría en las unidades del Ejército Franquista, el Tercio se comunicaban frecuentemente en el idioma catalán aunque el idioma común era el español ya que durante el verano fueron llegando voluntarios de Bilbao y de otros lugares donde no se hablaba el catalán.[n.
[20] Durante los siguientes meses tuvo una estancia tranquila, sin apenas incidencias de mención.
El 25 de agosto los restos del Tercio, que había desaparecido como unidad operacional efectiva, lograron evadir el cerco y se retiraron a Zaragoza.
La unidad permaneció en esta área hasta junio de 1938 —inicialmente en el sector Mazarete —Huertahernando, luego en Mirabueno—, tomando parte en pequeñas escaramuzas con pocas bajas.
[36] Cuando el 25 de julio comienza la batalla del Ebro, el Tercio es embarcado en un tren y enviado urgentemente a Cataluña.
[39] Los combates se alargaron por espacio de diez días, logrando mantener Villalba.
[43] Durante la mañana del día 19 los defensores republicanos fueron sometidos a un intenso fuego artillero y aéreo, aunque en la práctica no se vieron afectados; al mediodía los requetés, desde sus posiciones en Cuatro Caminos, se encaminaron al asalto de la posición Targa.
[42] Sin embargo, la unidad no recibió el apoyo esperado por parte de los batallones «Ceuta» y «Bailén», por lo que los requetés se vieron sometidos al intenso fuego de las ametralladoras republicanas.
Bajo el fuego enemigo, el Tercio tuvo 58 muertos y 170 heridos, quedando prácticamente deshecho.
[44] En ese momento el Tercio sólo conservaba 215 de sus 850 efectivos con los que llegó al Ebro.
[46] La unidad mantuvo más combates durante los siguientes días, hasta el 30 de agosto, sufriendo en ese tiempo unas bajas que alcanzaron los 150 muertos y 700 heridos.