Teoría correspondentista de la verdad

[2]​ La idea general se remonta por lo menos a algunos de los filósofos griegos clásicos, tales como Sócrates, Platón y Aristóteles.

Así, la proposición «llueve» será verdadera si, efectivamente, llueve en el momento en que se profiere;[4]​ la proposición «Dios existe» será verdadera si Dios existe, etc.[5]​ La teoría experimentó un resurgimiento a principios del siglo XX como reacción a la teoría coherentista de la verdad que sostiene que la verdad o falsedad de una proposición está determinada por su relación con otras proposiciones en lugar de su relación con el mundo.

«Julián Marías puso de relieve cómo para el cardenal Nicolás de Cusa (cuya teoría sobre la verdad resulta tan afín a la suya) el conocimiento “se funda en la semejanza; grave afirmación, pues se va alterando la interpretación escolástica del conocimiento y de la verdad como adaequatio intellectus et rei: conocer no es ya apropiarse la cosa misma, sino algo semejante a ella”».

Sin embargo, no es estrictamente necesario que una teoría de la correspondencia esté ligada al realismo ontológico.

Dicho con otras palabras, dicha teoría no ofrece un criterio objetivo para juzgar y verificar su propia verdad, si bien sí para juzgar y verificar la verdad de las proposiciones de un lenguaje científico objeto.