Una inscripción en el arquitrabe indica que su construcción o restauración se deberían a un tal Lucius Gellius.
El relativo buen estado del templo se debe, al igual que el de la Sibila, a que fue cristianizado como iglesia bajo el nombre de Santa Maria della Rotonda durante la Alta Edad Media y hasta el siglo XVI[1] cuando los añadidos cristianos desaparecieron y hasta el final del siglo XIX que se retiraron las últimas marcas relacionadas con la cristianización del edificio.
[2] Las ruinas del templo de Vesta, que se encuentra en la acrópolis tiburtina a pocos metros del templo de la Sibila, con vistas a las cascadas del Aniene, que ahora son parte de la villa Gregoriana.
El friso muestra festones de frutas que cuelgan entre bucráneos.
En 1682 Antoine Desgodetz publicó, en les Édifices antiques de Rome dessinés et mesurés très exactement par A. D. architecte [los edificios antiguos de Roma dibujados y medidos muy exactamente por A. D. arquitecto] (París, 1682), los dibujos del templo de Vesta, proporcionando el alzado y la planta y dando cuidadosa cuenta de los capiteles esculpidos y del friso.